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1. LO ELEMENTAL
Datos personales del guardafaro:
Nombres: Jesús Alfredo
Apellidos: Díaz Díaz y
García Solís
Fecha de nacimiento: 03-03-1949
Lugar de nacimiento: Asturias, España
Signo Astrológico: Piscis. (El búfalo de agua chino no me calza para nada)
Ascendente: Virgo (Al parecer, pues la hora
exacta es algo dudosa)
Ubicación actual: Madrid, España
Aficiones: Pensar, leer,
escribir, vivir la naturaleza y los animales; pensar nuevamente y plasmar las
ideas en una creación.
Me agrada el bricolage de
carpintería, herrería y manualidades en general. No hay como observar el fruto
de una idea llevada a la realidad, sea una silla, una pintura, una novela, un
arreglo floral o una pajarita de papel.
Siempre
me han atraído la
arquitectura, el periodismo, la psicología, la
parasicología, la metafísica,
las leyes, las religiones comparadas y la computación, entre
muchas otras
cosas. En organizaciones abiertas, semiocultas,
ocultas, herméticas, al vacío y topperware, he
realizado estudios, formales e
informales, en esas áreas y en otras.
Las inclinaciones en mi vida conforman una ensalada de múltiples
texturas,
colores, sabores y aromas.
Lo que más anhelo. La
sabiduría. Para poder conocer cuando
tengo que dejar de perseguir algo por no ser llegado el momento, o por el
contrario, insistir un poco más para alcanzarlo.
Mi ideal: La perfección.
Porque sé bien que es inalcanzable.
Es como escalar una montaña que no se conoce. Cuando uno piensa que ha
llegado a la cima, ve que solamente ha coronado una loma más
en la ascensión. Pero fue necesario
llegar allí para darse cuenta de la existencia del siguiente nivel.
Todo es
perfectible, el ser humano es perfectible, el alma es perfectible. Quien piense
que, en este mundo, está cerca de alcanzar la perfección, que me llame, porque tendré
el placer de estar hablando con un ángel. Quien sepa que ha alcanzado la perfección,
que me busque, porque tendré la dicha de estar hablando cara a cara con un
dios.
Yo, como buen
pisciano quizás, vivo constantemente entre dos mundos. Uno de los delfines
que soy se conforma y disfruta con su acuática vida. El
otro salta fuera constantemente, buscando estar en el
aire y el universo el mayor tiempo posible.
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El gran ausente
El Mínimo
Causante del origen de este blog
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2. LO PROFANO.
Sobre este weblog.
Después de pensarlo por mucho
tiempo comencé esta weblog para gritar a los cuatro vientos un crimen, que dio con la trágica y cruel muerte de
un ser único, agradecido amigo y fiel compañero. Me refiero a uno de mis animales de compañía,
el Mínimo, quien llegó a ser, por méritos propios, mi gato más querido.
En una narrativa cuento la particular relación
que puede llegar a formarse entre hombre y animal. Porque, cuando pregunto si alguna vez has amado, no me
estoy refiriendo solamente a la relación entre personas, sino en general. Y así
lo hago saber en la primera nota publicada en esta bitácora, que titulé
simplemente Mi
comienzo. Fue esa la forma
que encontré de sacarme de encima todo el dolor y toda la rabia de aquel
momento.
Luego,
a medida que avanzaba en
este mundo tan amplio y ajeno, pero que rápidamente hice propio,
observé que, como
tantos otros, simplemente por haber vivido yo tenía cosas
que decir. Quizás a otros pudieran interesarles, así
como a mí me gusta leer lo que otros
tengan de interesante para contar.
Intento que mis artículos sean algo más que
una simple narración de noticias o una descripción de hechos.
Pretendo
dejar en cada uno de los lectores una nota de reflexión.
Quizás los mueva a caminar por la vida siendo un poco
mejores, o quizás no, pero merece la pena el esfuerzo.
Como
inicialmente pensé en
publicar varios cuentos, clasifiqué está bitácora
dentro del género personal de
la literatura. Sin embargo, ya puestos en estos menesteres, he ido
hablando de
otras cosas, exponiendo mi opinión personal sobre hechos
que
considero de alguna transcendencia e interés. Y
decidí tratarlos en
artículos de corte más bien periodístico, por lo
que,
quizás ahora, esta bitácora sea más
miscelánea que nada. Pero
bueno, al fin y al cabo todo esto es literatura. ¿O no?
No obstante, considero que puedo consideralo como un blog de
actualidad.
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3. LO BANAL.
Y ahora voy a intentar la difícil
encomienda de hablar algo de mí mismo.
Todos nacemos pintores.
Mucho antes de caminar ya
pintamos. Cualquier cosa que encontremos a mano es válida para hacer rayas
sobre las sábanas, paredes, piso y donde se tercie. Y si un bebé no tiene nada mejor, veremos que
sus propios dedos son buenos pinceles para pintar sobre lo que consiga, untados
en la propia caca, que para eso es de él. Para cuando logramos
decir un par de frases decentes, ya mucho antes, garrapateando unos cuantos palitos, cuadrados y
círculos hemos podido formar una casa, un pajarito o a papá y mamá, aunque
los colores se salgan de los bordes por no conocer límites. En definitiva,
resulta más fácil y natural pintar que hablar o escribir.
Mis padres emigraron desde
Asturias a Venezuela allá por 1953. Un año más tarde, teniendo yo cinco de edad
y una bronquitis crónica, por recomendación médica mi abuela paterna me llevó a
Caracas, para respirar aires tropicales que me beneficiaran. Y lo hicieron. Mi madre se ocupó de inculcarme los
beneficios de la lectura, y fui tanto un empedernido dibujante como un ávido
lector desde que puedo recordar.
A los diez años, me enviaron de
vuelta a España, para que hiciera el bachillerato. Y como en Caracas yo
estudiaba en el colegio de La Salle, fue natural mi transición para el colegio homólogo en Palencia. Allí pasé por la desagradable
experiencia de reprobar el examen de admisión al bachillerato. No fue por falta
de conocimientos sino por mi primer encuentro con las plumillas, los palilleros
y los tinteros. Era obligatorio hacer el
examen con ese artilugio medieval de escritura, por lo que, después de
estropear varias plumillas en una hora, terminé con una hoja llena de tinta por
todas partes, pero muy poca cosa escrita. Así que no puede entrar en el primer
año, sino que comencé en el que se llamaba “Ingreso” corriendo el año académico
de 1962.
Buena conducta
y dotes de pintor me granjearon prontas simpatías entre los hermanos de esa
orden, que actuaban como profesores. Nunca me faltó el trabajo extra-académico,
haciendo los dibujos para cuadernos, murales y pizarrones en la Semana Mariana,
Semana Santa, Navidades y para esto y aquello.
También se me daba bien el escribir y la oratoria, pero en esa etapa de
mi juventud fui, más que nada, dibujante y pintor, área en la que los
profesores me alentaban.
Viviendo mis
familiares en Asturias, pronto vieron que el frío y la lejanía que Palencia implicaba para viajes
en tren por 1963, no me sentaba muy bien. Así que me cambiaron, para comenzar
el cuarto año de bachillerato en el colegio Santo Domingo de Guzmán, de los Padres
Predicadores Dominicos, en Oviedo, la capital del Principado de Asturias. Allí entré en
contacto con la poesía y eso opacó al pintor que había en mí. Sin embargo no fue en la lírica, sino con la
narrativa que participé en algunos concursos escolares y locales. Escribir
poemas te enseña a resumir, a ser
parco en palabras, pues tienes que ajustarlas a una métrica
determinada. Lo que en mi quedaba de pintor y aficionado a la
fotografía y al cine,
se dio cuenta de la enorme dificultad de decir en
la prosa, con palabras pocas y buenas, lo mismo que se puede decir con
una sola imagen.
Entiendo bien
a los directores de cine. Es fácil
describir un paisaje y hasta el estado de ánimo, con un simple paneo de cámara
de diez segundos, o un simple acercamiento al personaje. Pero para poner todo eso
por escrito y con la misma propiedad, se necesitarían muchas líneas. Gran sabiduría hubo en quien acuño la frase
de <<Vale más una imagen que mil palabras>>
Mi idilio con
España terminó bruscamente en el año 65, después de aprobar los exámenes y la
reválida del cuarto año. Fue cuando explotó la bomba atómica. Y no es que tenga
yo una confusión de fechas. Pero fue entonces que mis padres decidieron llamarme
para que regresara nuevamente a Venezuela. No hubo derecho a pataleo. Mi opinión contaba menos en esa época, que el
maullido de un gato callejero en medio de una reunión de la OEA.
Frustrado y
tremendamente desubicado, no encontré aliciente alguno. A trancas y barrancas
logré hacer equivalencias de los estudios de bachillerato. Sin embargo, mi
apatía del momento no me permitió hallar en la universidad carrera alguna que
me atrajera. Estaba definitivamente
fuera de mundo.
Siempre atraído
por el mar, como buen pisciano y practicante de la pesca submarina, me interesé
en saber como hacían los navegantes para saber su posición y trazar sus rumbos.
Así que, aún molesto con mis padres, puse algo de distancia por medio, y en 1968 ingresé
en el régimen de internado paramilitar de la Escuela Náutica de Venezuela, para formarme
como oficial de navegación en la Marina Mercante. Me gradué en octubre de 1971 con el título de
Segundo Oficial, siendo el primero de mi promoción. Ese mismo mes de
noviembre ingresé en la flota de buques petroleros de la compañía Shell de
Venezuela. Al
cabo de un año me había
dado cuenta de mi error. Habría podido averiguar casi lo mismo
haciendo un
curso de navegación y reconocimiento de estrellas en el
Planetario Humboldt de
Caracas. Aquella vida no era para mí, por lo que la dejé
al cabo de tres años. En total, entre unas veces y otras,
propiamente navegar fueron menos de seis años. Sin
embargo, eso no terminaba allí, y algunos años
después ingresé al Cuerpo de Pilotaje, primero como
Piloto Navegador en el Río Orinoco, y luego como Piloto
(Práctico) de Puerto, ocupación que duró...
demasiados años.
En algún momento, recuerdo que me
casé. De hijos quería solamente un varón y una hembra, pero
el destino había escrito que tenían que ser
tres hijos. El varón vino de primero, sin
ninguna prisa por su parte. La hembra mayor, por el contrario, llego mandona, pidiendo pista, apurada por vivir.
Eso sí, nunca pidan que un hijo sea tremendo, porque el Cielo
los puede complacer.
4.- LO TRANSCENDENTE.
Cuatro declaraciones de principios.
En lo religioso:
Nací en una población y una familia católica,
apostólica y romana. Eso sí, poco practicante. Sin
embargo, aún cuando puedo afirmar que sigo dentro de
la Iglesia Católica, no me encuadro ni me dirigen doctrinas
religiosas de ningún género específico. Me
rijo por mis propias creencias morales, más bien
eclécticas, por que contienen ideas de distintas corrientes
filosóficas. Opino que ninguna religión es portadora de la
verdad absoluta, para querer imponerse a las demás. No
recuerdo quien, dijo una vez: "No le quites a un hombre sus ideas, si no tienes otras mejores con que sustituírselas"
¿Y quién les habrá dicho a cada una de
las iglesias que todas sus ideas son las mejores?
En lo político:
Nunca he tenido afiliaciones políticas, ni preferencias o
inclinaciones por ningún partido o corriente.
Aún hoy sostengo que no me importa el nombre que se le de
al sistema político que me gobierne. Me da igual que sea monarquía,
presidencialismo o cualquier otra forma de gobierno, con tal de que el
país prospere y los ciudadanos tengan trabajo estable,
seguridad social, bienestar total y libertades en el sentido más
amplio de la palabra. No sé de tendencias políticas ni me
interesan.
En lo deportivo:
Tampoco pertenezco ni he pertenecido a ninguna peña deportiva,
ni tengo club favorito; ni me interesa si la liga la ganó el
Real, el Atletic, el Barsa o el Sporting de Gijón. ¡Que
gane el mejor! Y aborrezco las corridas de toros, por lo crueles,
así como todo lo que implique peleas de animales o el
sacrificio inútil de ellos.
En lo fundamental:
Respeto absoluto por el medio ambiente y la vida, sea de personas o
de animales. Todos tenemos cabida en este planeta.
¿Cuantas especies hemos contribuido a que desaparezcan?
Me encanta la madera, adoro un buen mueble de sólida
madera, pero si eso va a significar el fin de los bosques en donde tan bien me encuentro, prefiero
sentarme, comer y vivir entre plástico
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