Como ya dije en el primer post, este blog se creó para compartir una narrativa, un pequeño cuento que escribí, basado en un hecho real. Fue en memoria del agradecido amigo y fiel compañero, en que se convirtió un gatito que rescaté de la calle, y a quien le puse ‘Mínimo» por nombre. Más que una mascota o un animal de compañía, pasó a ser un miembro de la familia y, definitivamente, durante su corta vida junto a nosotros, llegó a ser más, mucho más que un gato.
Así que, por consejo de mi hijo, el día 25 de septiembre de 2005 inicié un blog en el directorio de habla hispana bitácoras.com, sin tener conocimiento alguno de este medio, y habiendo leído apenas unos cuantos blogs. Así que, a trancas y barrancas, inicié una de las plantillas estándar que ofrecían, bastante simple, y publiqué la historia de mi gato. Fue un parto con dolor, pues fueron muchísimas las horas posteriores que tuve necesidad de dedicar para aprender lo que necesitaba saber.
Una vez cumplido el objetivo, pensé qué más hacer con aquello. Y ya inmerso en la blogosfera, quedé cautivado por su potencial y plasticidad. Me di cuenta de que aquel medio era la respuesta perfecta a la gran pregunta. ¿Porque, quien, después de escuchar a alguien dar su opinión en radio o TV, o leer algún escrito en la prensa, nunca se ha dicho:? «¡Ah, si tuviera como responder, ya le diría yo!» Pues supe que aquel era el medio idóneo para expresarme. Yo también tenía cosas que decir.
Claro que el diseño del blog fue evolucionando, hasta llegar al actual, después del cambio de alojamiento, dejando a bitacoras.com y sus problemas de entonces, y tomando un servicio de pago, junto con el fantástico uso de WordPress. Y los contenidos fueron saliendo por si solos, hasta llegar a lo que puedo considerar la temática y el estilo actual.
Hubo una cosa que si tuve clara desde el principio: no sería una bitácora de «recorta y pega», ni de retransmisión de noticias, ni mucho menos un intento periodístico. Había mucho que podía decir, y yo sabía muy bien que tenía la facilidad para hacerlo. Sería un blog de contenidos originales. Creo que lo he logrado, aunque estoy consciente de que, en la mayor parte de las veces, mis escritos son algo extensos para un medio en el que, según se afirma, los internautas no ponen atención más allá de las 14 primeras líneas. Estoy trabajando en eso.
En el camino andado tuve que crear otro bitácora, que titulé: «Entre perros y gatos te veas.» En este caso fue temática, para hablar exclusivamente sobre animales, y no hacer de El guardián del faro una ensalada poco saludable. A un año de ese otro parto, esa vez sin dolor, considero que fue acertado, pues en uno y otro blog se han polarizado los lectores, de acuerdo con sus gustos y preferencias.
Pero hoy que preparo esta página, bastante tardíamente, dos años después de aquel inicio, considero que el espíritu con que comencé sigue siendo el mismo. Por cierto que, en mi desconocimiento, no supe como catalogar el blog, y lo incluí en la categoría de literatura. Ahora puede decir que es un blog ‘individual’, porque soy el único autor; ‘personal’, porque hablo sobre mis propias cosas, pensamientos, ideas y convicciones; y más que nada, es un blog de ‘actualidad’, porque trato los acontecimientos diarios que ocurren en el mundo, y que considero relevantes, analizados desde mi óptica personal. Y con la extensa y explícita página sobre el autor, nadie podrá decir que, quien aquí escribe, es desconocido, pues hasta mi familia aparece reseñada. No necesito el anonimato.
Aún estoy intentando evaluar el resultado de estos dos años, y lo que este blog ha podido tener de positivo para mi y para otros. Porque esas cosas no pueden medirse solamente en cifras engañosas de visitas, páginas vistas, pings y comentarios. Para mi sorpresa, de vez en cuando, recibo correos electrónicos de personas que me agradecen la ayuda que han encontrado en alguno de mis escritos. Eso es importante y satisfactorio para mi.
Nunca olvidaré a ninguno de los queridos amigos animales que ya han muerto, y con los que compartí mi existencia. Jamás olvidare aquel extraordinario gato, cuyo trágico deceso me impulsó hasta aquí. Pero el pasado no es para estancarse en él, sino para fundar experiencias saludables. Porque lo importante es el presente, y trato de vivirlo.
Algo sobre el presente.
Muchas personas pasan su vida pensando que el presente es hoy, el pasado es lo que recoge la historia sobre los años anteriores, y el futuro llegará mañana, el mes que viene o el año entrante. Así, pierden su tiempo sin darse cuenta que, el preciado presente, no es más que un esquivo instante, que hace equilibrio entre el segundo de tiempo que se fue con la exhalación anterior, que es el pasado, y el próximo segundo que marcará el reloj en el siguiente aliento, que no es otra cosa que el futuro. Entre esos dos efímeros segundos transcurre nuestro momento de vida, pues nunca sabemos si respiraremos nuevamente. Nadie muere en pasado ni en futuro. Solo existe el presente.
El guardafaro.