Temperatura en “esta parte” de la ciudad de Madrid en su área metropolitana el jueves 14 de julio a las 17:32.
Ignoro hasta dónde llegaría porque, como se ve, sobrepasó el máximo de capacidad de medición del termómetro que eran los cincuenta grados centígrados.
Esto es en una altura de un tercer piso, en una zona con un frondoso árbol platanero sombra de cinco pisos de altura que modera la temperatura.
La imagen del termómetro se tomó a través del cristal de la ventana, porque se encontraba ubicado en el lado de afuera y no quise abrirla por temor a incinerarme cuando entrara el aire exterior.
No sé a cuánto habrá ascendido la temperatura al nivel de la acera y en el asfalto.
Por fortuna, ante los avisos de que estas temperaturas tan elevadas venían, yo ya había tomado previsiones.
La pared de la habitación que da al exterior la tengo aislada con láminas de corcho de alta densidad y 7 mm de espesor. La temperatura interna sobre el corcho era apenas de 34 grados y en el medio de la habitación era de 31, lo que no me implica una molestia para mí, que pasé más de la mitad de mi vida viviendo en el trópico bañado por el mar Caribe.
En los cristales de la ventana tengo instalado vinilo SOLAR 65SR, que absorbe el 99% de los rayos UVA y rechaza el 66% del calor exterior. Además, impide la fuga de la temperatura interior en un 24%, que vendrá muy bien para conservar la calefacción durante el invierno.
Como parece que pueden venir las cosas este próximo invierno, según están advirtiendo, que podremos tener calefacción o no, el hecho de asegurarme un diferencial de temperatura de entre 16 y 18 ºC debido al aislamiento de pared y ventana, me asegura que aunque la temperatura exterior este en cero grados y yo no cuente con calefacción, lo podré llevar bastante bien.