Sobre la forma de datar los años es bueno recordar que:
Calendario egipcio. Según dicen los eruditos, el primer calendario que se conoce surgió en egipcio, hace unos cinco mil veintidós años, en el 3000 antes de Cristo (a. C.), año más, año menos, que no nos vamos a poner quisquillosos con eso.
Calendario griego. Para los griegos comenzó el año 1º con la primera olimpiada en el 776 a. C.
Calendario romano. Para los romanos fue con la fundación de Roma, que se toma como el 21 de abril de 753 a. C. desde donde arrancaron con el año 1º de su era.
Calendario musulmán. Se inicia con la Hégira, la migración de Mahoma de La Meca a Medina el 16 de julio del año gregoriano 622. Para ellos estamos en su año 1443
Calendario de India. Empieza con el inicio de la era Shaka, con la coronación del rey Chasthtana en el 78 del calendario gregoriano, y para ellos estamos en el año 1943.
Calendario chino. El año 1º de este calendario equivale al año 2698 a. C. y al 2022 en que publico esto estamos para ellos en el 4720. Aunque ellos finalizaban sus conteos de años con la muerte del emperador y comenzaban un nuevo conteo desde el entronamiento del siguiente emperador. Se referían al año 25 de la dinastía Shiang, al año 60 de la dinastía Liao, al año 72 de la dinastía Ming y así. Bastante complejo para recordar, como todo lo de ellos.
Calendario maya. Comenzó en el año 3114 a. C., por lo que estaríamos en el año 5136. Vamos mejorando.
Calendario hebreo. Arranca en el año 3760 a. C. cuando, según su tradición, Dios creó el mundo y para ellos estamos en el año 5782. Una fecha algo mejor, en mi opinión.
Calendario gregoriano. Este es el que se utiliza en la mayor parte del mundo actual. La referencia para el comienzo de este es el año que se consideraba el nacimiento de Jesús. La fecha fue determinada por el monje Dionysius Exiguus (Dionisio el Enano), un erudito y matemático a quien, en el año 525, el papa Juan I (523-526) encargó establecer el año de nacimiento de Jesucristo, Anno Dómini, con el objeto de tomarlo como año primero de la era cristiana. Al parecer, Dionisio erró los cálculos, según demuestran los estudiosos y tuvo que haber sido unos cuantos años antes. Como calendario se empezó a utilizar en Europa en el siglo XVI, promovido por el papa Gregorio XIII, y sustituyó al calendario Juliano que había sido introducido por Julio César en el año 46 a. C. y era similar, aunque menos preciso.
Vamos, que ni siquiera nos ponemos de acuerdo en qué año estamos, como para fechar los milenios anteriores, de los que más allá del 3500 a C. los registros escritos alusivos que nos han llegado suelen ser tachados por muchos como mitología y les quitan credibilidad, puesto que hacen referencia a muchas decenas de milenios más atrás con civilizaciones desarrolladas, que hoy ellos se niegan a aceptar. Y no me quiero meter aquí con ciertas teorías que mencionan una cierta cantidad de años que “desaparecieron” del Calendario Gregoriano.
Regidos por él, que está vigente en la mayor parte del mundo, la tendencia extendida a la hora de indicar fechas y acontecimientos históricos es la de hacer referencia a si los mismos son de antes o después de Cristo (a. C. y d. C.). En estos casos se suele utilizar solamente la referencia al «antes de», datación que es propia de la religión cristiana y que choca con las demás corrientes religiosas y con las no religiosas. Hay otras formas en uso para referirse a épocas pasadas. Tenemos la de Era cristiana. Antes de la era cristiana (AEC, a. e. c.). Nuestra era y Antes de: (ANE, a. n. e.). Era presente o presente era. Antes de: (AEP, a. e. p. / a. p. e.).
Todas estas terminologías quedan afectadas por la connotación de ser una religión concreta, además de que tienen el agravante de que su escritura variará entre lenguas.
Otra tendencia para esto es la de referirse a la Era común y Antes de la era común (a. e. c.), y otra más es la expresión latina Era Vulgaris y Antes de la Era Vulgaris: (a. E. V.). El problema en esto es ¿cuál es nuestra era? Porque son varias. ¿Cuál es esa era a la que hacemos referencia?
Signos positivo/negativo (+/–). Con ellos se eliminan los problemas del uso de las expresiones verbales para designar la era, que varían entre los diferentes idiomas. Si no hay riesgo de confusión, se omiten los signos positivos para los años que son d. C. y se asigna el valor negativo (signo menos «–» delante de la cifra) para los años a. C., los anteriores al año uno o primero del calendario gregoriano. Es el mismo vicio en lo que se refiere a la referencia al calendario Gregoriano, aunque tiene la ventaja de que se lee igual en todos los idiomas, por lo que no se presta a confusión.
Calendario Holoceno. El geólogo Cesare Emiliani propuso un calendario alternativo, que soluciona los problemas del gregoriano y las opciones que se basan en él, como es su connotación religiosa y su condición de calendario no algebraico. Su cálculo es muy sencillo, ya que simplemente se suman 10000 a cualquier año que sea positivo en el calendario gregoriano d. C. Esto evita los problemas derivados de un cambio brusco del sistema de ese calendario. En este momento estaríamos en el año 12021. Bastante mejor y más adecuado con el tiempo histórico que se atribuye a la humanidad, al menos a la que tenemos por actual. Si bien ocurre que el inicio de la época geológica denominada Holoceno se ha establecido que comenzó hace unos 11700 años, aunque no hay un corte divisorio exacto como si fuera una capa geológica, ese número redondo de 10000, que se le aproxima, facilitará todos los cálculos.
Es conveniente dejar claro que Cesare Emiliani no mencionó al Holoceno cuando hizo su propuesta de datación. No obstante, con posterioridad a la publicación, se ha usado de manera bastante incorrecta el término de era holocena, que no es una era ni un período, sino una época. Es, entonces, a este sistema de cómputo de fechas al que se ha denominado el Calendario Holoceno. Que diversos científicos han criticado por esa inexactitud relativa de 1700 años.
Antes del presente. Con respecto a esa reticencia por tal conveniencia inexacta, lo curioso es que en arqueología, geología y otras disciplinas científicas utilizan la referencia Antes del presente, como el estándar para especificar cuándo ocurrió un evento en el pasado. Es abreviado a menudo con las siglas AP y en ocasiones BP —del inglés Before Present—. Fue adoptada debido a la multiplicidad de calendarios y de las fechas que son usadas en la actualidad. Fue así como, a principios de 1954, en una forma arbitraria los metrólogos establecieron el año 1950 del calendario gregoriano como el año de origen de la escala temporal para uso en la datación por radiocarbono, utilizando muestras de referencia de ácido oxálico de ese año 1950. Decir 1500 AP significa para ellos 1500 años menos que 1950; es decir: el año 450 d. C.
Para mi novela Astraía Nin-Ugarit, que transcurre en el año –4095 (a. C.), por conveniencias narrativas lógicas adopté un calendario que denominé de Ushungal-parsu en el idioma sumerio, y cuyos motivos explico en el apéndice de la obra. Se inicia en el 11.980 a. C. y su año 14002 sería el actual 2022
Luego de reflexionar sobre estos hechos, no deja de llamarme la atención las tantas personas que hay queriendo desligar sus vidas de todo lo que sean conceptos religiosos, particularmente en España en contra del catolicismo. Han llegado a realizar protestas por el hecho de que en un salón de clases de un colegio público haya un crucifijo, que denominan símbolo católico cristiano, o que durante navidad los organismos públicos coloquen el tradicional Belén. Sin embargo, les resulta bien que sus vidas estén regidas por un calendario católico, y no protestan cuando tienen un festivo laboral y un largo puente debido a alguna festividad religiosa católica.
Buscando, a ver si había alguna explicación sobre el origen del calendario hebreo, me encontré con su artículo. Gracias Alfredo.
Cuando nos referenciamos con la naturaleza nos conectamos a ella, por ejemplo si nací un día 12 de Adar, como dice el calendario hebreo, quiere decir que hace 12 dias que fue la luna nueva de piscis. Los ciclos lunares me ayudan a saber cuando tomar ciertas decisiones y cuando es el momento de parar, cuando sembrar y cuando cosechar. Como dice Eclesiastés 3: «Para todo hay una ocasión designada y un tiempo para todo deseo bajo los cielos. Tiempo para dar a luz y tiempo para morir; tiempo para plantar y tiempo para arrancar lo plantado.»
Pero cuando nos referenciamos con un acontecimiento histórico, religioso o decisión política, perdemos, desde mi punto de vista, perspectiva de las fuerzas telúricas y cósmicas, tan necesarias para la vida. (aunque seguro que estos acontecimientos históricos, religiosos o decisiones políticas sucedieron como sucedieron por la influencia de estas fuerzas que había en ese momento, pero insisto, perdemos perspectiva porque desconocemos las fuerzas cósmicas que los motivaron).
Con respecto al año de referencia, que es lo que estaba buscando, no me queda claro cual elegir.
Reitero mi agradecimiento por el artículo.
Por ese motivo fue que los ciclos lunares cobraron tanta relevancia para el ser humano desde la antigüedad más remota.
Cuando no existen calendarios ni tienes uno a mano (como pude ocurrir con las largas caravanas durante meses en los desiertos o en las navegaciones por mar), no tienes manera de saber si comenzó la primavera o si lo hizo el verano; pero siempre puedes ver si ya es luna nueva o luna llena, que resulta una referencia exacta, y saber cuantas «lunas» de viaje llevas y las que te faltan para destino. (La imperfección ocasionada por sus ciclos de 29 días es ya otra cosa).
Gracias por tu comentario.