De civilizados y salvajes y otras especies

niña pemon
Casi dos años y más de 6300 horas de trabajo después, me siento cansado de escribir mi novela «Amina y Zahir, dos almas gemelas». Como algo de descanso, en algunos momentos he estado escribiendo la continuación: «Amanon», la tercera parte de la trilogía Almas Gemelas.

Esta transcurre en territorio de La Gran Sabana de Venezuela  y en las selva limítrofes con Brasil. Esta zona ya he tenido la oportunidad de visitarla varias veces, mientras viví en Venezuela, y hasta hice una guía. Pasar una semana en ella significaba para mí aquietar mi espiritu, y recargar mis baterías anímicas para todo un año de vida en la ciudad.

Ahora, para la novela, mis investigaciones previas sobre los indígenas pemón, su lengua, folclore, sus costumbres y valores sociales, me han llevado a ciertas reflexiones sobre lo civilizado y lo primitivo, lo evidente y lo aparente, lo indispensable y lo superfluo, lo útil y lo banal.

Me vino a la mente que, mientras mi familia tuvo casa de fin de semana en la población de la Sabana de Caruao, en el Litoral Central de Venezuela, teniendo yo veinte años, había un viejito con el que yo conversaba mucho. (Sí, digo viejo y no “persona adulta mayor”, porque me hartan estas necedades lingüísticas que parecen estar utilizando en Venezuela ahora). Él me decía que lo entristecía no poder trasmitir a nadie sus conocimientos sobre el arte de tocar la guitarra, así como sus canciones, cuentos y poemas. Simplemente porque no había ningún joven interesado en aprender.

Estando yo una vez en el Kamá Merú, en La Gran Sabana, escuché a un estirado tipo caraqueño referirse a unos indios del lugar como incultos a los que no había que escuchar. Siempre el hombre y su tendencia a juzgar a las personas por las apariencias.

No escuches a ese indigente en la calle contar cómo uno se puede hacer millonario en la vida. ¿¡Qué te va a enseñar un pordiosero!? A ti que eres un hombre de éxito. Pues como no lo escuchaste, no solo te perdiste que te dijera cómo ser millonario, sino que perdiste, quizás, la oportunidad de que él te explicara también, con lágrimas en los ojos, cómo se puede perder una familia y una fortuna de la noche a la mañana.
niña indigenaYo no puedo menos que sonreír cuando pienso que a esos indígenas en su selvas los llaman incultos y salvajes. ¿Quién es más salvaje, ellos que conservan sus selvas y viven de ellas, o los que las talamos?

grupo de indigenasEllos no sabrán conocen la Tabla Periódica, no calculan raíces cúbicas, no tienen la menor idea de lo que es una derivada ni resuelven problemas de cinemática. Tampoco contratan hipotecas, depende de un salario y un patrono ni los embargan por morosos. No saben lo que es un ordenador, un teléfono móvil ni ninguno de nuestros cacharros tecnológicos. Ni los necesitan. Pero vaya riquezas de conocimientos que tienen sobre su entorno y la forma de seguir sobreviviendo en él, como sus antepasados durante siglos. Tira a un civilizado hombre en medio de las selvas del Amazonas, sin ninguna de sus tecnologías, y ya veremos cuántas horas dura vivo.

Asqueado como estoy de todos los casos diarios de desmanes y corrupción de banqueros, políticos, policías, militares, terroristas, delincuencia, drogas, prostitución, tráfico de blancas y para usted de contar, que no se salva ni el apuntador, yo me pregunto quiénes son más socialmente incultos y civilizados. ¿Nosotros, que tenemos las cárceles llenas y no hay suficientes si fueran a encerrar a tanto delincuente? ¿O esos aborígenes desnudos que no tienen delincuentes ni necesitan de políticos ni de policías?

indegena y churuataCuando el hambre azote al mundo y en las ciudades ya no queden ni ratas con qué alimentar al tecnológico hombre civilizado, esos indígenas metidos en sus selvas, que ni ropa necesitan, seguirán comiendo y respirando aire puro. Al menos mientras les dejemos selvas en donde vivir.

Imágenes: Estas circulan por muchos sitios de Internet, yo las agarré de:

1ª. etnoecomerida. wordpress.com
enigmabolivar.wordpress.com
stopsecrets.ning.com
4ª Esta la tengo hace bastante y ya no sé de dónde fue que la agarré. Lo lamento.

 

Esta entrada ha sido publicada en Reflexiones sociales, Venezuela y etiquetada como , , , , . Guarda el enlace permanente.