Las negociaciones de Chávez con las FARC

Hugo ChávezLa buen voluntad de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), demostró su fragilidad. No terminaban de levantar vuelo los helicópteros con las dos rehenes liberadas, cuando ya estaban secuestrando a otras personas, como repuestos y como represalia. Algo les había fallado.
Al margen de los resultados, la «ayuda» del presidente de Venezuela, Hugo Chávez Frías, más que una intermediación valedera no fue sino otro afán protagónico internacional, y una tapadera. En estos años mucho se ha hablado de su vieja relación con la guerrilla colombiana, simpatía que nunca ha ocultado, ni su apoyo y acercamiento hacia cualquier grupo terrorista y país que los promueva y financie. Ha sido dicho, hasta la saciedad, que la guerrilla colombiana entra y sale de Venezuela a sus anchas. Y no me refiero solamente a las líneas fronterizas selváticas, sino también a las grandes ciudades, incluyendo a Caracas, la capital, en donde, según se afirma, sus comandantes reciben tratamiento médico en clínicas privadas.

Con la liberación de apenas un par de rehenes entre casi un millar, yo veo, como trasfondo, no un esfuerzo humanitario real para la liberación de todos ellos, sino una disculpa para tratar de reivindicar a las FARC y al Ejército de Liberación Nacional (ELN), (ambas en la lista de organizaciones terroristas que llevan EEUU y Europa), a fin de darles un estatus político. Un plan fraguado entre Chávez y ellos, pues no pudo ser de otra forma.


Pero su intento de que, la opinión internacional, las considerara como fuerzas insurgentes y no como terroristas no resultó, afortunadamente. Porque los conceptos de «fuerzas beligerantes» «rebeldes» «insurgentes» y «guerrillas» están claros en el derecho internacional. El de «terrorista», aunque aún no hay un consenso al respecto, hay un entendimiento generalizado, y Chávez no fue quien para cambiarlo ni crear una confusión o duda razonable. Las FARC practican la extorsión, el secuestro y el narcotráfico como medios para su financiación y, según me parece, como un fin en si mismo.

Chávez ha demostrado ser sumamente hábil en tergiversar las cosas, sacarlas de contexto y voltearlas a favor de sus intereses. Pero los intentos le fallaron esta vez. Además, le valieron el repudio de los otros estados, público por parte de unos, y callado por otros, según sus vulnerabilidades.

Tanto va el cántaro a la fuente que se rompe. También está el otro viejo dicho, que afirma que el pez muere por la boca. Eso le ha pasado a Chávez y a su gran bocota. El pueblo de Colombia viene llevando largas décadas de desgastadora lucha contra estos grupos narcoterroristas, sus atentados, sabotajes, voladuras de oleoductos, masacres de civiles y secuestros de poblados enteros y muchos centenares de personas.

personas con pancartas de Callate ChávezAsí que, sobradamente ofendidos ante las palabras de Chávez, mientras en niveles diplomáticos protestan oficialmente, otros colombianos, unos mediante vallas y anuncios publicitarios, otros en la calle, con simples pancartas, le exigen respeto y silencio, mientras le refriegan aquel, ya famoso: ¿Por qué no te callas?

A Chávez le ha explotado el fusil en la cara, en su intento por vengarse del presidente Álvaro Uribe. Porque éste, al sacarlo de las negociaciones con las FARC, le ha quitado la magnífica disculpa que tenía para mantener con ellas un trato abierto y público, en lugar del soterrado que han llevado. En estos últimos días, Chávez a hecho más por Uribe de lo que jamás hubiera pensado, ya que ha logrado que hasta la propia oposición colombiana lo apoye ahora.

Pero si otra cosa tiene Hugo Chávez en su favor, es su contumaz perseverancia, digna de mejores intereses. Por eso no podía dejarlo así, porque perder una baza es una cosa, pero perder la partida es otra. Y como se puede hacer cualquier atrocidad, ante la mirada impasible del mundo, siempre que esté en una ley nacional que la sustente, Chávez ha echado mano de sus subordinados en la Asamblea Nacional, y aprobado un proyecto en el que Venezuela reconoce a las FARC y al ELN de Colombia
como fuerzas beligerantes, dándoles la rebuscada y almidonada definición de: «movimientos de liberación no subordinados a la dominación«. Hugo Chávez (que no el pueblo venezolano) les concede así el anhelado estatus político del que carecen.

Por si solo, a nivel internacional, ese reconocimiento venezolano es tan inútil como declarar que, las ballenas jorobadas, son de origen extraterrestre y deben ser acabadas para prevenir una invasión. Sin embargo, la añagaza fraguada le permitirá a Chávez mantener su trato con los grupos guerrilleros colombianos en forma más abierta y, posiblemente darles, o mantener, ayuda material y financiera, sin que se pueda decir que trata con terroristas. Y es que, como dicen en Colombia, las cosas están pasando de simples declaraciones a hechos.

Para algunos, al fin Chávez se ha quitado la careta. Para otros, el asunto se le chispotió. Porque estar a favor de las FARC es, indudablemente, apoyar los métodos que utilizan. Con ello, Chávez ha dejado claro que no le disgusta el uso de la extorsión, el secuestro y el narcotráfico, como medios idóneos para alcanzar fines político. En otras palabras, que el fin justifica los medios.

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3 respuestas a Las negociaciones de Chávez con las FARC

  1. Goathemala dijo:

    Me ha dolido ese reconocimiento aunque sea bajo la críptica forma de “movimientos de liberación no subordinados a la dominación“. Un asco , como si las FARC fueran hoy en día partidos políticos y no terroristas de la más baja calaña.

  2. Luis Amezaga dijo:

    Chávez trata casi tan bien a los terroristas de las FARC como a los terroristas de ETA.

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