Ruido, el enemigo despiadado

El ruido nos está matando cada vez más rápido. ¡Viva el ruido!
Las consultas médicas por los efectos psicológicos debido al ruido están pasando a primer plano en muchas ciudades, como es el caso de Madrid. Gastos para la sanidad pública, ausentismo laboral, problemas familiares. ¡Pero celebremos el ruido! Porque lo que es música para ti, puede ser ruido para los demás. ¿No te habías detenido a pensarlo?

<<¡María, María, María!>> Los gritos infantiles se repiten: <<¡María… tira María, tira!>>  cada vez más apremiantes, subiendo de tono con cada llamada, irritantes casi hasta la exasperación. Me resultan insoportables, pero ya no necesito mirar para saber de qué se trata. Antes pensaba que esa María era la niña más popular del colegio; ahora pienso que debe ser la jugadora más incapaz del equipo de baloncesto infantil.

No estoy en la calle, sino en mi casa. Pero tampoco vayan a creer que estoy en el balcón, que va. Me encuentro adentro, con las ventanas cerradas. Pero los gritos entran por los cristales y las paredes como si no existieran. Es el daño colateral de vivir pegado al patio de juegos de un gran colegio, y varios pisos por encima. El sonido sube muy bien, demasiado bien. Por eso los antiguos griegos crearon sus teatros  con el escenario abajo, y las gradas para las personas estaban dispuestas en forma ascendente. Así no necesitaban de megáfonos para proyectar la voz , aún cuando no existieran paredes.


En los días de semana tengo que aguantar los gritos de todos los estudiantes en las horas de recreo, que no terminan nunca, porque se alternan las salidas de los menores y de los mayores. Y los juegos que los monitores y monitoras les tienen a los más pequeños parecieran ser todos del tipo: «Al que grite mas fuerte le damos un premio». Y quizás ya sepan sobre manera lo fuerte que puede llegar a gritar un crío, y lo lejos que llegan con su agudo timbre.

Al principio pensé que los fines de semana podría salvarme y disfrutar de las horas cálidas en el balcón, pero estaba muy equivocado. Sábados, domingos y feriados son para los entrenamientos y competencias deportivas. Hay un entrenador y una entrenadora a quienes, a veces, (muchas veces) me provoca descargarles una metralleta encima, para que se callen. Porque cuando el nivel del ruido exterior llega a estar dentro de tu casa  por encima de los 90 decibeles, creo que puedes ser capaz de casi todo, al menos en pensamiento.

El Gobierno ha puesto en vigor nuevas normas en el código técnico de edificación, que mejoran sustancialmente la normativa de 1988. Una de las medidas contra el ruido es triplicar el aislamiento acústico dentro de los hogares.   Es que colocar el aislamiento necesario durante la fase de construcción, es muchísimo más económico que hacerlo luego. Además, se estima que aislar del ruido a una vivienda incrementa su costo  en un 0,3% a un 0,6% apenas.  Es decir, que si iba a costar 200.000 euros, se incrementará el precio en unos €600 a €1200 tan solo. Créeme, los amortizarás muy rápidamente con lo que te ahorrarás en tranquilizantes.

Pienso que hacían mucha falta estas medidas. Porque ya no es sólo escuchar los gritos de la calle, o el televisor a todo volumen de tu vecino, (cosa que no me sucede, afortunadamente), sino el llegar hasta escuchar una conversación que, en tono normal, tus vecinos sostienen en su salón o en el dormitorio. Porque en el afán de ganar la mayor cantidad de metros útiles en las edificaciones de vivienda, se ha escatimado excesivamente en el grosor de las paredes. Ya se ha llegado a construir las tabiquerías de viviendas con láminas de Drywall (cartón piedra y yeso), propias de separaciones internas de oficinas y sitios de exposición. En ellas no puedes ni clavar un clavo para colgar un cuadro, porque, del otro lado, tu vecino tendría que colgar uno también, aprovechando el mismo clavo. Yo ya estaba esperando que los constructores comenzaran a construir los tabiques con papel de arroz, como en las casas tradicionales japonesas.

Las nuevas normas en el código técnico de edificación son algo que celebro enormemente, aunque solo sea pensando en un bienestar a futuro, porque las mismas  afectan solo a las viviendas que se vayan a construir a partir de ahora. Fueron aprobadas en el 2006, pero su entrada en vigor se pospuso hasta esta fecha. Ha sido una espera excesiva, por cuanto sus efectos no son retroactivos, aplicables a las viviendas ya construidas. El  Gobierno no ha debido esperar a que 13 millones de españoles llegaran a quejarse del ruido. Desafortunadamente para mí, por los momentos tengo que seguir con el ruido del colegio vecino… además de convivir con la contaminación acústica normal de la vida urbana madrileña.

Ustedes se explicarán ahora porque afirmo que adoro el silencio absoluto, ese bien natural tan escaso y codiciado hoy en día. Y entenderán también porque, cada vez que puedo, me escapo bien dentro de algún bosque, donde lo único que escuche, aparte del viento, sea el trino de los pájaros.

Actualización: 22-05-09
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2 respuestas a Ruido, el enemigo despiadado

  1. ana dijo:

    Vivo cerca del hospital de la princesa, y el ruido de las ambulancias a todas horas llega a ser desesperante, así como el de los vehículos. Y eso que no es la zona de Madrid más ruidosa, ni con mucho. Vivir en un piso de la calla Goya significa tener las ventanas cerradas todo el día. Y no te cuento si es en la Plaza Castilla.

  2. Pingback: El guardián del faro

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