Me parece que los esfuerzos de ese llamado Ministerio de Igualdad, en España, estuvieran enfocados, precisamente, en fomentar la desigualdad, al pretender tutelar en favor de la mujer en detrimento de algunos derechos del hombre.
Entre las cosas cuyo motivo de ser no termino de entender está la utilización del término «género», más propio de lo que podría ser un nuevo concepto: el «machismo femenino».
Es utilizado para referirse exclusivamente a la mujer, como en la desafortunada y equívoca expresión «violencia de género», para denotar el maltrato de la mujer por el hombre, de lo que ya he hablado en otro post. Mi posición es clara: ni para un lado ni para el otro. Lo que no es igualdad es desigualdad. No hay términos medios. ¿Pero qué hay a la hora de la custodia compartida de los hijos, cuando se produce la disolución del vínculo conyugal?
Escuchando hablar a mi hija mayor sobre el caso de los divorcios en que no se llega a un acuerdo entre las partes, ella decía, en España, la práctica ha sido la de conceder a la madre la custodia de los hijos, en detrimento del hombre, a quien la ley le otorgaba el mero papel de padre visitador, teniendo que conformarse con las visitas los fines de semana y algún que otro martes trece, miércoles bisiesto o domingo de ceniza. (En realidad, la ley contempla un régimen de visitas mínimo a favor del cónyuge no custodio). http://www.divorciosexpres.es/patria-potestad-guardia-custodia.htm Que usualmente se le conceda a la madre, tanto a mi hija como a mí nos resulta absolutamente discriminatorio. Y discriminación no es igualdad, por donde se lo mire.
Constantemente los movimientos feministas en España hacen énfasis en lograr alcanzar la igualdad con el hombre, alegando la arcaica discriminación de la mujer. ¿Igualdad? ¡Eso nunca lo van a lograr!
(*/?¡¡ Lo siguiente no será leído por los y las hoygan) A mí me parece totalmente justificada y razonable la igualdad de derechos, obligaciones y oportunidades de los dos sexos. (/*?!!)
Pero si digo que no van a lograr la igualdad es porque, esos movimientos feministas radicales y extremos, lo único que parecen estar buscando es inclinar la balanza hacia el lado de la mujer.
Con respecto a esa «igualdad», Emilio opina en su blog «Personas, no género:»
Hace falta mucha fe feminista para creer que caminamos hacia la igualdad, en la dirección de la superación de los roles familiares y sociales, o hacia la disolución de los sexos confundidos en el género.
Ni machismo ni feminismo, sino todo lo contrario
No sé si yo llegaré a la totalidad de esa idea pretendiendo que será una constante en el tiempo, porque las cosas cambian y, además, mi bola de cristal no me permite ver a muy largo plazo. Pero sí que sé bien que ni todos los hombres son machistas empeñados en demostralo, ni todas las mujeres son feministas fuera de sus cabales. Me molesta que algunas féminas, hasta con cargo de ministras (aunque no por ello cultas, necesariamente), manifiesten sentirse ofendidas si un hombre les abre la puerta y cede el paso, tildándolo de sexista, o que llamen machista a quien les hace una sentida observación halagüeña.
(Lo siguiente tampoco será leído por los y las hoygan ¡) Yo aún creo que el fiel de la balanza en la que se pesan los deberes y derechos de los hombres y las mujeres «normales» en sus relaciones sociales, personales y familiares, algún día pueda indicar el justo medio. (!) Aunque, como ya he dicho, pareciera que ciertas leyes que pretenden proteger a las mujeres, por el contrario, tendieran a impedirlo. Lo que sí nunca van a desaparecer, ni en unos ni en otras, son las posiciones extremistas y radicales. Tendría que desaparecer el ser humano.
¿Qué es lo que quieres, mujer?
Pides que el hombre pase a tener una actuación más determinante dentro del hogar, en total igualdad contigo. Que contribuya en los deberes y tareas domésticas, en la atención y educación de los hijos y en todo lo demás. En algunos lugares hasta parece ser que es causal de divorcio si una mujer alega que su marido no contribuye al 50% con las labores del hogar, pues en lugar de fregar los platos se arrellana en el sillón para ver el partido de fútbol, siendo que los dos tienen empleos.
¡Pero, hay a la hora de la ruptura matrimonial! Mi hija dice que es entonces cuando la mujer olvida toda solicitud de igualdad del 50% y pide quedarse con el piso, el coche, el perro y la custodia de los hijos. Pero eso sí, lo que la dolida no quiere es que el ya ex-marido, pero aún y siempre padre de sus hijos, pueda verlos o estar cerca de ellos, «para evitarles malas influencias». Queda de parte de sus abogados lograr obtener del juez las visitas los fines de semana. Es decir, bajo esta óptica, indistintamente de quien haya sido el solicitante o quien haya dado base a las causales, en los divorcios el hombre pasa a ser, de la noche a la mañana, un individuo execrable, un ser perverso al que hay que mantener alejado de sus hijos. Sin embargo, para reclamarle la manutención mensual, entonces sí; para eso sí que es padre, para ver al hijo, no. ¿Entonces?
No en todos los sitios es igual
Me consta que en algunos países, como el caso de Venezuela, después de la disolución del matrimonio la patria potestad sigue en cabeza de ambos, aunque se reserva a la mujer la custodia de las hijas menores, por razones que el legislador consideró «obvias». En el caso de los varones menores la guarda y custodia puede ser atribuida a cualquiera de los padres o a ambos, que es lo usual y deseable.
El cambio en España
Ahora las cosas están comenzando a cambiar en España, tendiendo hacia la igualdad proporcional en este sentido. En provincias tales como Aragón, se están dando las fórmulas de las custodias compartidas. Por ley, en los casos de divorcios sin acuerdo la madre no tendrá, necesariamente, la prioridad a la hora de la guarda y custodia. Lo preferente será la custodia compartida de los hijos.
Ahora bien, yo opino que tampoco ha de ser una imposición para todos los casos, ya que ello sería un verdadero disparate jurídico en el que los hijos serían los afectados. Porque si uno de los padres considera que no está en condiciones, no debe ser obligado. No todos los divorcios terminan en desacuerdos sobre este particular.
La buena noticia, a mi modo de ver las cosas, es que en Cataluña y la Comunidad Valenciana se podría aprobar una medida similar en los próximos meses. De ser así, pienso que poco tardaría en ser una ley nacional.
En los dos lados hay dolientes
No obstante, como de todo hay en esta viña, asociaciones que se autodenominan «de mujeres y hombres feministas y por la igualdad» (¡?) andan diciendo que «la Custodia Compartida preceptiva es un arma del nuevo machismo» y están haciendo campaña en contra de ella.
Pero también hay hombres y asociaciones de padres divorciados que hablan de la forma como se han visto legalmente privados de la cercanía y cariño de sus hijos, hombres que también tienen mucho que decir respecto a esto. Y así como escuchamos a unos, también debemos escuchar a los otros.
El eterno factor humano de distorsión
A mi juicio, con este nuevo aire a la ley estamos ante un gran paso hacia la verdadera igualdad legal de los progenitores en lo que respecta al cuidado y custodia de los hijos tras los divorcios, aunque queda bastante por refinar. Yo siempre son algo escéptico ante anuncios de este tipo y prefiero esperar a ver los reglamentos y la forma en que se aplican. Porque, desafortunadamente, la experiencia también me dice que, el espíritu y letra de la ley, no siempre va de acuerdo con la aplicación que de ella hacen quienes están llamados a velar por su fiel interpretación y cumplimiento.