De las transigencias, intransigencias y exigencias de colectivos

Grafia del nombre Allah en arabe¿Hasta dónde llega el límite lógico de la transigencia y hasta dónde el abuso de las demandas y exigencias?

En este caso me voy a referir a las exigencias que individuos de religión musulmana realizan, en países no musulmanes, a todos los que en ellos viven con otras creencias distintas.

A mí, en lo particular, me parece altamente censurable que individuos que emigran de sus países, cuando llegan al de acogida comiencen a criticar sus usos y costumbres. Por lo que tengo entendido, de esto no se libran los individuos de ninguna nacionalidad.

Sin embargo, las más fuertes, exigentes y numerosas son las críticas provenientes de colectivos de musulmanes emigrados. Aclarando que no son todos los musulmanes que emigran, sino aquellos que carecen de toda capacidad de adaptación social y que, por lo general, son los de ideas más radicales. Esos inadaptados e intransigentes dejan su país, por la razón que haya sido, y quieren encontrar en los otros exactamente lo mismo que dejan atrás, y de lo que muchísimos o la mayoría huye.

Demandan mezquitas, demandan segregación masculina-femenina y la enseñanza del Corán en los colegios públicos, así como que en los comedores  se omita para todos la carne de cerdo.  Exigen el derecho a usar sus velos en el rostro; exigen que se suspendan las procesiones religiosas de Semana Santa, y crucifijos y símbolos religiosos en diversos lugares, porque ofenden sus propios sentimientos religiosos.

Un caso ya extremo por demás, al menos en mi opinión, es la demanda de que se les respete el Ramadán. Algún lector se preguntará qué es lo que tiene. En sí misma nada, porque nadie les va a prohibir que no coman ni beban entre la salida y la puesta del sol, o que durante ese tiempo estén rezando. El problema llega cuando actividades que los demás realizamos, como el ir al cine o a la playa, ellos lo toman como una ofensa a su ayuno. ¿Acaso esperan o aspiran a que todos los demás ayunemos junto con ellos?

De esta misma manera, yo podría seguir describiendo demandas y exigencias, de las tantas que han salido en los medios de comunicación.

Si vamos a puntos más delicados, son bastante bien conocidas las amenazas musulmanas en contra de quienes utilicen imágenes de Mahoma, así como el uso del nombre de Alá.

Entonces, ¿hasta dónde un gobierno puede transigir y conceder esas exigencias (que a mi juicio están completamente fuera de lugar), sin caer en extremismos absurdos. ¿Cuáles y cuántas de esas exigencias no son sino completos abusos amparándose en… lo que ellos suelen ampararse como justificación?

Han habido unas poquísimas posiciones enérgicas y valientes, como la del presidente ruso y la habida en Australia, en las que:

No te necesitamos para nada. Si no te gusta lo que hay aquí y la manera como se vive aquí te devuelves por donde viniste.

En España, al contrario, vemos tímidas respuestas politiqueras de conveniencia.
Yendo un poco más allá, yo me hago algunas pocas preguntas, en eso de la realización del ejercicio teórico del qué pasaría si… Es algo a lo que habituamos los escritores.

1 ¿Qué pasaría si, esos colectivos musulmanes en España, solicitaran la eliminación de las bebidas alcohólicas y de las patas de jamón en los bares y restaurantes? Cuya vista y el mero conocimiento de su existencia los ofende. ¿Los mandarían a tomar vientos frescos al Sahara o se habriría un debate parlamentario?

2 ¿Qué pasaría si solicitasen que de las iglesias católicas se eliminen todas las imágenes figurativas, porque ellos las tienen prohibidas y su observación los ofende? ¿Les responderían que quien no quiera verlas no entre? ¿O no faltaría el alcalde que lo concediese? Ya la alcaldesa de Madrid no puso los tradicionales nacimientos o belenes en las navidades pasadas, alegando esa circunstancia.
Pues, para ir un poco más allá en este punto, el islam no solo prohíbe las imágenes de Alá y de su profeta, sino también la de cualquier persona o animal, ya que estos tienen alma y dibujarlos sería un acto de creación. De modo que mal lo tendríamos quemando miles de millones de libros existentes en todas las bibliotecas del mundo, comenzando por los de zoología. Digo yo.

3 ¿Qué pasaría si, con estos fenómenos de la emigración y de la globalización,  solicitasen que el sagrado nombre de Allah no pueda ser mencionado de palabra ni por escrito por ningún infiel. (Léase: todo aquel que no profese la religión musulmana).  ¿Lo aprobarían? ¿Mandarían a borrar de libros y novelas toda mención que diga Alá y a cambiarla por Dios o, si se quiere ser más específico, por algo como… el dios de los musulmanes? (1)

Son esas reflexiones que uno se hace como un simple ejercicio filosófico y social.

Para llevarlas todavía un paso más adelante, ahora en sentido inverso, me pregunto qué pasaría si la comunidad cristiana que vive en Abú Dabi, Dubay, Baréin, Catar o en Arabia Saudita comenzaran a exigir la construcción de iglesias, apertura de bares, carne de cerdo en los mercados, que las mujeres puedan alternar con los hombres y a vestir como visten aquí.

Nota de autor:
Salvo las tres reflexiones enumeradas, en lo demás he intentado ser objetivo refiriéndome a hechos ciertos. Sin embargo, como cada quien entiende lo que le da la gana, quizás no falte el que me tire la primera piedra en el tejado tachándome de islamófono o de cualquier otra estupidez semejante. Para quien tenga esta intención, me permito recordarle que, como escritor, entre los ocho títulos de novelas que llevo escritos, cinco tratan de la relación amorosa entre un cristiano y una musulmana, y de las relaciones y acercamiento con los musulmanes en general. Ellas son:
Faysal Al Akram el Jeque, Amina y Záhir, Amor en Tánger, La rosa de Tánger,
Toda una vida sin ti (esta aun no publicada).
Si tú eres uno de esos exaltados, léetelas primero y luego piensa a qué tejado tirar esa piedra. www.alfredodiazgarcia.com

(1) Si te parece que esa tercera reflexión que me hago sobre el uso de la palabra Allah es excesiva, te diré que:

El gobierno malasio considera un insulto al islam (religión oficial) que una publicación cristiana como el semanario The Herald la utilice en su edición en ese idioma, mayoritario en un país multiétnico donde también hay importantes comunidades china e hindú. La polémica se dirime actualmente en los juzgados y hasta que no se resuelva el caso, el nombre de Allah no aparece ni tan siquiera en las biblias cristianas escritas en malayo. Pero según la lectora y filóloga Adriana Boogerman, tampoco debería figurar en La Vanguardia.

El artículo completo, muy reciente, del 1 de julio de 2017, de donde también he sacado la foto, lo puedes leer en el enlace que dejo. Por cierto, la grafía árabe de la imagen es el nombre de Al-lāh. Esa, junto con el nombre de Amina y el de Záhir, son las únicas tres palabras que he logrado aprender a escribir en árabe. Y sí, me he leído el Corán.
http://mexicoinformaislam.blogspot.com.es/2017/07/no-tomaras-el-nombre-de-allah-en-vano.html

En mis novelas yo utilizo la palabra Dios cuando es pronunciada por un personaje cristiano, Alá cuando es pronunciada por un personaje musulmán. Para ajustarme a los personajes y épocas, no me pareció adecuado poner a un jeque árabe o a un imán en el siglo XI a decir Dios.

Antes de hablar de «islamofobia» es mejor asegurarse de que sabes lo que significa realmente.

https://laicismo.org/2017/la-trampa-de-la-islamofobia/166511

Nota de referencias externas: No coloco enlaces a los diarios españoles respectivos ya que son miembros de la ESGAE y CEDRO y sus restrictivas medidas del mal entendido derecho de autor que ellos tienen incluyen los enlaces a sus artículos.

Actualización 09-09-2017. Finalmente encontré los enlaces a estas notas que tenía por ahí. Si en un grupo de veinte personas es difícil que todas se pongan de acuerdo, ya no digo en ciento cincuenta millones. Hay esfuerzos por parte de pensadores araboparlantes e islamistas, para hacer ver a cristianos, judíos y musulmanes que hay un único Dios al que se le llama de distintas maneras. Es el caso del artículo en este enlace:
http://www.islamreligion.com/es/articles/195/quien-es-allah/

Si bien el concepto absoluto de dios hace referencia a «algo» por encima de lo cual no hay más nada porque lo es todo y lo contiene todo en sí mismo, los hay que se empeñarán en alegar que no, que Allah es un concepto mayor y más alto que el Dios de los cristianos y el Jehová de los judíos, como no podía faltar. Para eso dejo este otro enlace.
https://www.webislam.com/articulos/18598-porque_no_debemos_usar_la_palabra_dios_para_referirnos_a_allah.html

Componentes de la grafía árabe para la palabra Al-lāh.

Componentes de la grafía árabe para la palabra Alá.

 

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Una respuesta en “De las transigencias, intransigencias y exigencias de colectivos

  1. Mary Quiroga dijo:

    Estoy de acuerdo en lo que planteas, entiendo perfectamente tu sentir y tus inquietudes, porque lo que estamos viviendo es serio, y se han puesto los ojos en tonterías sin importancia, mientras que se cede a cosas que requieren ser respetadas, porque son parte de nuestra identidad y cultura.
    Como lectora de algunas de tus novelas, me constan el sentimiento y el respeto que transmites hacia la unión de mundos, de culturas, y lo bien que logras plasmar lo bonito que pueden ser las relaciones cuando no se invaden los espacios.
    Gracias por este artículo que da qué pensar en este delicado momento.

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