Muchos de los grandes cuentos tienen algo más que un trasfondo.
A través de ellos se transmiten ocultas enseñanzas que hemos de encontrar y cuyo propósito es el de hacernos reflexionar de manera profunda. Aladino y la lámpara maravillosa, El ladrón de Bagdad y tantos otros.
En Alicia en el país de las maravillas, el Sombrerero Loco, el conejo y sus amigos celebraban cada día el «no cumpleaños» en lugar de celebrar el cumpleaños un solo día al año. Porque desde el momento en que se nace es una cuenta regresiva, cuya cantidad no conocemos. Celebramos cada día que logramos vivir, no el día en que nacimos.
Algo similar ocurre con este famoso Día de los enamorados, otro más en el calendario de los comerciantes para incrementar ventas.
¿Pero tiene que haber un día para recordarnos eso?
¿Por romanticismo?
Mal va el asunto si solamente eres romántico y atento un solo día al año.
Yo pienso que quien en una pareja no pueda, cualquier día del mes y varias veces al año, hacer esa salida, esa cena afuera, el regalo de esa rosa o de una docena de ellas o cualquier otra cosa; lo mismo que haría en el Día de San Valentín, no merece que lo haga en este día.
