El ojo por ojo de la ley del Talión

Varios maniquies femeninosQuizás la hayas escuchado mencionar la llamada Ley del Talión con relación a hechos históricos. Sin embargo es una ley absolutamente vigente para más de mil seiscientos millones de personas que siguen la religión islámica. Eso es más que toda la población de China y que la de India. Porque el ojo por el ojo se encuentra establecido en el Corán y, por tanto, tan vigente hoy como en el año 620. En la sura Nº 2 denomiada «la vaca», la aleya 178 establece:

¡Oh, creyentes! Se os ha establecido la ley del talión en caso de homicidio: el libre por el libre, el esclavo por el esclavo, sean hombres o mujeres (…)

Y la ley del Talión no es que quien causó un daño a otro ha de recibir una pena equivalente, sino una idéntico. De ahí lo del ojo por ojo, diente por diente, dedo por dedo, mano por mano… Si mataste a alguien, la familia del agraviado tiene el derecho a desquitarse contra el asesino en «igual medida», y esta medida es: la vida de un esclavo por la de un esclavo, la de un hombre libre por un hombre libre, la de una mujer por otra mujer, la de niño por niño, la de niña por niña, la de caballo por caballo, la de camello por camello…

En la sura 5, titulada «La mesa servida», aleya 38 del Corán dice:

Al ladrón y a la ladrona cortadles la mano como castigo por lo que han cometido. Esto es un escarmiento que ha dictaminado Allah. Allah es Poderoso, Sabio.

El excelente escritor libanés Gibrán Jalil Gibrán (1883-1911), en su magnífica obra titulada El loco (1918), que no dice lo breve que es para lo grande que resulta, quiso dejar su opinión crítica sobre el absurdo que implica la aplicación de la Ley del Talión, tal como es entendida. Lo hizo en el pequeño relato titulado «La Guerra», que me tomo la libertad de transcribir completo. Él escribió:

Una noche, hubo fiesta en palacio, y un hombre llegó a postrarse ante el príncipe; todos los invitados se quedaron mirando al recién llegado, y vieron que le faltaba un ojo, y que la cuenca vacía sangraba. Y el príncipe le preguntó a aquel hombre:
—¿Qué te ha sucedido?
—¡Oh príncipe! —respondió el hombre—, mi profesión es ser ladrón, y esta noche, como no hay luna, fui a robar la tienda del cambista, pero mientras subía y entraba por la ventana cometí un error, y entré en la tienda del tejedor, y en la oscuridad tropecé con el telar del tejedor, y perdí un ojo. Y ahora, ¡oh príncipe! suplico justicia contra el tejedor.
El príncipe mandó traer al tejedor y, al llegar éste al palacio, el soberano decretó que le vaciaran un ojo.
—¡Oh príncipe! —dijo el tejedor—, el decreto es justo. No me quejo de que me saquen un ojo. Sin embargo, ¡ay de mí!, necesito los dos ojos para ver los dos lados de la tela que hago. Pero tengo un vecino de oficio zapatero, que tiene los dos ojos sanos, y en su trabajo no necesita los dos ojos…
El príncipe entonces, envió por el zapatero. Y éste acudió, y le sacaron un ojo.
¡Y se hizo justicia!

Si esto te parece exagerado, amigo lector, propio nada más que de cuentos, permíteme sacarte de tu error porque la realidad de hoy no es menor que lo fue antaño y supera con mucho la ficción. Comento solamente un caso entre muchos.

Hace unos pocos meses, en un artículo de prensa de los tantos diarios internacionales que leo y que ahora no encuentro para enlazarlo, traía un caso reciente ocurrido ya no recuerdo con precisión si fue en Afganistán, Irán o en Paquistán. El caso fue que un hombre violó a una mujer.

A diferencia de lo que ocurre con las mujeres adúlteras o que quedan embarazadas sin estar casadas, las cuales, por aplicación de la Sharía, suelen ser lapidadas hasta la muerte, el consejo de ancianos de la localidad decretó un peculiar castigó contra el violador. Aplicando la ley del Talión (Kasas) de manera muy justa, según ellos la entendían, decretó que un grupo de hombres, que ellos designaron, violaran a una hermana del violador. El «castigo contra aquel hombre» fue ejecutado en su hermana. Así, se hizo justicia.

El artículo decida que las autoridades gubernamentales habían metidos presos a quienes autorizaron aquello y que se les seguiría juicio. Nunca logré saber si se llegó a realizar ni en qué terminó. Lamento que la memoria no me sea fiel en este caso, porque tampoco recuerdo si entre el grupo de «justicieros» se encontraban hermanos o familiares de la mujer violada inicialmente por el causante de los hechos.

Es un caso exactamente igual, en esencia, al que relata Gibrán Jalil Gibrán.

https://es.wikipedia.org/wiki/Ley_del_Tali%C3%B3n
https://es.wikipedia.org/wiki/Gibran_Jalil_Gibran

Hay un interesante artículo publicado el 17/03/2005 en el diario español ABC titulado «La Sharía lleva la ley del talión a las calles». No coloco el enlace porque en España está prohibido, como ya sabéis. En su defecto dejo este otro, mucho más reciente
https://www.huffingtonpost.com.mx/2018/04/23/de-la-ley-del-talion-ojo-por-ojo-al-bronco_a_23418434/

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