IBERIA y los discapacitados

Avión de IberiaLa verdad es que hace tiempo que yo no pego una con la línea aérea Iberia. Por más que quiero ser previsivo y hacer las cosas bien, con ellos es inútil. Siempre que me es posible reservo mis vuelos con gran antelación; aviso también si tengo que cancelar alguno, para que dispongan de mi reservación. A cambio, todo lo que intento es conseguir de ellos cortesía y un servicio adecuado. Esto último es lo que no acabo de encontrar, particularmente cuando tengo que viajar con mi hijo mayor, que es discapacitado. Cada vez con más frecuencia tengo la impresión de que ellos piensan que me están haciendo un favor, y no que yo soy el que con mis vuelos hago que Iberia pueda existir.

Mi hijo, que actualmente tiene 31 años, cuando tenía 15 sufrió un desafortunado accidente en una piscina. Desde entonces ha quedado discapacitado físicamente, confinado a una silla de ruedas y una dependencia absoluta para subsistir. Debido a su gran estatura y corpulencia no es nada fácil movilizarlo, menos aún si se quiere aplicar más fuerza que maña.

Con meses de antelación hice reservaciones para un vuelo Caracas-Madrid, haciendo gran énfasis de su condición. Por ello solicité que me asignaran alguno de los asientos que se encuentran inmediatamente detrás de las mamparas que dividen las clases turistas, porque son filas que no tienen asientos delante y que tiene más espacio horizontal para moverse, particularmente el central, por ser un pasillo de circulación transversal. Mi solicitud obedecía a que es mucho más fácil sentarlo en esos asientos en particular. Tratar de meterlo en el estrecho espacio entre dos filas de asientos ―que pareciera ser cada vez menor― es toda una peripecia. El otro motivo de mi petición era porque, entre otras cosas, durante el vuelo, además de ser necesario ayudarlo con la comida, es preciso darle atención y moverlo en el asiento con cierta frecuencia, para que pueda obtener una adecuada circulación sanguínea que le evite la formación de úlceras de presión –escaras-.

Bien sabemos mi esposa y yo que, los pares de asientos de los costados, suelen ser accesos a las salidas de emergencia y no pueden ser obstruidos con objetos, o con personas incapacitadas que no puedan moverse por sí mismas, por lo que evitan asignarlos a discapacitados físicos. Estas filas sueles ser asignadas a personas con bebés, ya que de esas mamparas se pueden colgar los portabebés. Pero los asientos centrales no tienen esa misma restricción.

Nuestra solicitud causó múltiples llamadas telefónicas para tratar de determinar el número que correspondía a esas filas. Se argumentaba que la clase de equipo que haría el vuelo se sabía pero que “esos aviones vienen en distintas configuraciones.” Por fin, tras muchas averiguaciones y confirmaciones, nos asignaron la fila 17. Llegado el momento del vuelo, presentados en el mostrador de chequeo con tres horas de anticipación, solicitamos se verificara si la fila asignada correspondía a la que necesitábamos. La respuesta fue que estaba unas filas más atrás. Es decir, que mi hijo tendría que viajar encerrado y comprimido entre dos filas de asientos, si lográbamos meterlo. Sentarlo claro que lo sentaron los asistentes de servicios especiales que lo trasladaron dentro del avión. Pero lo metieron a base de fuerza, casi como si se tratara de un saco de patatas, porque demostraron carecer de un entrenamiento adecuado para manipular a personas en esos delicados menesteres.

Todo lo que pudimos hacer, hablando con la empleada de Iberia en el mostrador de chequeo, fue que lo cambiara a un asiento de pasillo, asignándole la letra “C” en la misma fila. Afirmó no poder hacer nada más, porque la fila solicitada ya había sido asignada. ¿Si con nosotros no pudieron saber anticipadamente cual sería el número de aquella fila, cómo logran mantenerla reservada para las madres con bebés? Una vez embarcados, para aumentar nuestra frustración y rabia, pudimos ver como, en los asientos centrales de la fila inmediatamente por detrás de la mampara, comenzando la clase turista, viajaban tres muchachos sin impedimento físico alguno que ameritase aquella ubicación. Mientras tanto, nuestro hijo y nosotros pasamos las de Caín en aquel reducidísimo espacio de clase turista venida a menos, resultándonos toda una peripecia digna de un contorsionista poder vaciarle periódicamente el recolector de orina para viajes que llevaba sujeto a su pierna izquierda.

Es la segunda vez que me ocurre exactamente esto con Iberia y ya me estoy cansando. Ni Iberia Plus ni nada de nada vale a la hora de la verdad. Solo me falta que me digan que si quiero evitar esos inconvenientes viaje en primera o en businessclas.

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Una respuesta en “IBERIA y los discapacitados

  1. Enrique Ellmann dijo:

    Me sorprendió la total falta de atención en el check-in por parte de Iberia a mi solicitud de silla de ruedas en el aeropuerto de Viena el domingo 2 de mayo de 2010 en el vuelo Viena Madrid. A pesar de haber sido debidamente solicitado el servicio al reservar y comprar el pasaje (discapacidad motriz), la actitud del personal de tierra de Iberia en el aeropuerto de Viena era indiferente al pedido, respetando solamente SUS tiempos y NO las necesidades de un pasajero con discapacidad motriz. Siendo pasajero frecuente, puedo agregar que en TODOS los aeropuertos y en TODAS las compañías aereas, recibo EXCELENTE atención, incluso de Iberia. Lamento la indiferencia, ignorancia y falta de formación del personal de tierra de Iberia en el aeropuerto de Viena que debe ser corregido.
    Alguna autoridad competente de Iberia leerá este comentario y tomará la debida acción para mejorar su servicio ?
    Enrique Ellmann

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