Las palabras mágicas del acusado

Mea culpaNo recuerdo nada.

Nunca se lo habían puesto tan fácil a los acusados de un delito, particularmente en los casos de crímenes y asesinatos.
¿Para qué va uno a enredarse en declaraciones que, a la final, ante un hábil interrogador caeremos en contradicciones? Pero hasta para el más mentecato es sumamente sencillo acordarse de tres palabras: «No recuerdo nada«.

Usted podrá declarar sobre lo que hizo la semana o el día anterior; pero acerca de la forma despiadada como le arrancó a la víctima sus uñas, una por una, y luego le dio 222 puñaladas, usted no recuerda nada.

Podrá alegar que estaba muy drogado, o que había agarrado tremenda borrachera, a solas, en su casa, para tratar de olvidar lo mal que su novia lo había tratado. Pero solamente se acuerda hasta el momento en que, montados en cinco elefantes de color rosa con lunares blancos, se le presentaron otros tantos duendes, quienes se lo llevaron para una cantina en algún recóndito pueblo de la campiña irlandesa, en donde siguieron la juerga. Y si usted tiene fama de no drogarse ni emborracharse, puede alegar que tuvo un repentino ataque de pies planos, o de caspa, tan fuerte que no recuerda nada.

Y no se preocupe si alguien muestra una fotografía suya saliendo de la casa de la víctima a la hora del crimen, con la ropa llena de sangre. No importa si se le ve el rostro perfectamente y, además, lleva usted su carné de identidad en la mano, simplemente niéguelo todo. Acuérdese que quien niega nada tiene que probar. Diga que ese no es usted, que eso es un montaje. Usted no estaba allí, porque, como dicen en Venezuela, cuando empezó el incendio usted no estaba, porque había salido a comprar querosén; o simplemente estaba atrás, amarrando al perro. Niegue que estuvo allí; pero no diga en que otro sitio estuvo, porque tendría que probarlo.

Recuerde, pase lo que pase, uste no recuerda nada. Porque sin el mea culpa de su parte, el asunto se extiende, y hasta podría salir libre. Nunca se lo habían puesto tan fácil; ¿verdad que no?


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2 respuestas a Las palabras mágicas del acusado

  1. Luis Amezaga dijo:

    ¡¡No es lo que parece!!, aplicado al delito.

    El derecho al olvido voluntario no es sinónimo de exculpación. Para eso están los fiscales, excepto en España, que están para otra cosa, dependiendo de las circunstancias.

  2. guardafaro dijo:

    Bien dices, Luis. En lo que concierne al delito, El derecho al olvido voluntario no es sinónimo de exculpación. Tampoco lo es el derecho a la enajenación mental transitoria. ¡Dios nos libre de lo contrario! Pero con el mea culpa es todo más fácil. Y no precisamente por el asuntillo ese de que a confesión de parte relevo de pruebas, sino porque, al no acordarme, los fiscales tienen que trabajar más duro, presentando pruebas muy contundentes, que no dejen lugar a ninguna «duda razonable», y los juicios se hacen más largos. (Cosa que bastantes problemas trae ya por la acumulación de casos).
    Pero es tanto ya lo que veo y leo en las noticias, del uso de la expresión esa por los acusados, que pareciera una moda. ¿Será que en las facultades de Derecho están aconsejando ese curso de acción a los defensores?

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