Madrid llena por el orgullo gay 2009

El tema de este año fue la reivindicación gay que denominaron: Por una escuela sin armarios, denunciando la homofobia que se vive a nivel de los colegios, en donde los estudiantes aún son discriminados si su orientación no es heterosexual.  Y no faltaron los personajes como «el chavalote» que nos recordaran a los muertos, porque, si bien España es un país con avanzadas leyes en este sentido, en muchos otros aún la tolerancia es cero y se condena a la muerte a quienes consideran «desviados sexuales».

Los últimos estimados dan más de dos millones de participantes, con visitantes de todas partes de Europa y ultramar; una ocupación hotelera cercana al noventa por ciento y unos cien millones de euros gastados es el balance que se hace de los resultados de esta nueva edición de la Semana del Orgullo Gay en Madrid. No son cifras nada despreciables.

Y para el barrio de Chueca, económicamente hablando, ha sido el verdadero mes de Agosto en Julio. Como de costumbre, las aceras se llenaron de tarantines portátiles para la venta de cerveza de sifón y sangría como bebidas más populares, convirtieron en una sola y continuada barra muchas de las calles de Chueca.

Pero no todo es positivo, a menos que la generación de basura produzca también riquezas. Porque durante los días que duraron las celebraciones, los servicios de recogida de basura del Ayuntamiento de Madrid retiraron la cantidad de 121.000 kg de residuos. Pero lo significativo es que, de ese total, unas 94 toneladas (seis más que el año pasado) corresponden a lo generado por las decenas de miles de personas que abarrotaron las calles en el trayecto que siguió el desfile del sábado 4 de Julio, desde la Puerta de Alcalá hasta la Plaza de España, lo que representa casi el 78% del total de los residuos. No me extraña nada la veintena, que conté, de máquinas barredoras y camiones, así como todo el personal implicado, que esperaban a que terminara el desfile para ir detrás, cumpliendo con dejar las calles limpias.

Pero más allá de los beneficios de los hoteleros y propietarios de bares, restaurantes, discotecas y nightclubs de la zona, la otra cara de esta historia no es tan lisonjera.

Es la conformada por la enorme cantidad de vecinos de Chueca que han tenido que soportar la toturante desesperación del desvelo y el martirio del ruido durante toda esa semana.  La opinión de muchos en ese sector parece ser de que los gays son muy ruidosos. No lo dudo, pero debe ser que, los fines de semana, los jóvenes madrileños no hacen botellón bajo sus ventanas, que ya me iban a decir a mi entonces.

Yo, habiendo escrito hace un tiempo el artículo que titulé: Ruido, el enemigo despiadado, mientras caminaba por Chueca estos días tomando algunas fotos, hubo momentos en que no soporté el nivel de los gritos y la música colocada en las principales plazas y los escenarios de algunas intersecciones. Así que podía tener cierta idea del suplicio a que se sometían quienes tenían necesidad de descansar viviendo en los edificios cercanos.

Para los comerciantes y ciertos colectivos es una lástima que la semana se haya terminado. Otros dan gracias por que, al fin, haya acabado.

Les dejo con algunas fotos más.


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