Obesidad, divina obesidad

De que las hubo las hubo. Porque épocas hubieron en que la obesidad era socialmente tomada como una manifestación de buena salud, y marcó los cánones de la hermosura. No hay más que ver los cuadros de siglos pasados, con retratos de rollizas majas. Además, la obesidad pasó a ser casi un símbolo de estatus, pues se asociaba con estar bien alimentado, cosa que no todos podían hacer. Aquellos fueron los siglos de la obesidad, divina obesidad.

Por supuesto que esas tergiversadas ideas sobre la salud fueron desmentidas por la medicina actual. Pero la gordura parece haber retornado con más virulencia que cualquier enfermedad pandémica, de mano de la comida rápida; aunque mejor debiera decir, de la comida chatarra. Los gastos de los sistemas sanitarios por el tratamiento de las enfermedades asociadas a la obesidad son alarmantes. En USA ya se habla de sacar a esos enfermos del sistema sanitario. Y no hay que ir tan lejos; en España las cifras hablan de que el 13% de los niños y el 16% de los adultos son obesos, y que mueren unas 30.000 personas al año como consecuencia de eso. ¡Y luego quieren preocuparnos por la Gripe A! Y los responsable de nuestro sistema sanitario están tan preocupados que han puesto en marcha un sistema para atajar la obesidad de los niños… o para intentarlo.


Sin embargo, en la sociedad actual la balanza de los desórdenes y desequilibrios alimentarios, como toda balanza, tiene dos platillos. Si por un lado está la delgadez extrema, producto de la anorexia y bulimia, por el otro está la obesidad mórbida, más abundante de lo que se piensa. Y a pesar de que son del conocimiento público los graves problemas que conlleva el sobrepeso y la obesidad, considerada esta una enfermedad crónica y de alto riesgo, según un listado del Ministerio de Sanidad, aún hay muchas personas que siguen pensando que la gordura es bella y se sienten bien con ella; algunos alegan que los gordos son más felices.

Yo sé algo sobre el tema. Mis tíos por lado paterno, de una forma u otra han estado toda la vida luchando contra la gordura. Mi padre, afortunadamente,  solo tuvo que bregar contra el sobre peso. Porque, si no lo saben, sobrepeso y obesidad no son lo mismo.   Por el lado de mi familia materna, de cuyas características biológicas soy feliz heredero, no tenemos problema para mantenernos en la línea.  Pero mis hijos son harina del otro costal, y no les vendría nada mal perder unos cuantos y largos kilos.

Se supone que todos sabemos, o creemos saber, lo que es la obesidad.  Pero si dejamos a un lado las causas de origen fisiológico o endocrino, el consenso popular común es que quien está gordo es por no saber cuando cerrar la boca y levantarse de la mesa.  Se está gordo por seguir una dieta alimenticia inadecuada, tanto como por comer más de la cuenta. De nada me sirve la dieta más equilibrada posible, si como tres veces más de lo que debiera. Pero más allá de esas simplezas, la obesidad es un problema complejo y grave.

Y llegamos al estómago, que termina siendo el depositario de todos los males. Y resulta que no es más que un saco, un saco de cierta elasticidad, susceptible de ir aumentando su volumen hasta cierto punto, o de disminuirlo, ajustándose, poco a poco, al volumen de los alimentos que se le meten. Si cada vez metes más comida en ese saco se irá estirando y cada vez le cabrá más. Como consecuencia, si le cabe más; pero comes la misma cantidad, parecerá que te sientes «sin llenar». Es decir, la persona siente saciedad porque «aún tiene hueco en el estómago». Por lo tanto, aumenta la ingestión de comida y así van empeorando las cosas.

¡Qué gran verdad el consejo de nuestros abuelos, de comer un poco menos de lo que considerarías suficiente! El secreto de la medida parece ser el levantarse de la mesa sintiendo como si aún no estuvieras satisfecho. Porque con la rapidez con que hoy se come, cuando el estómago quiera enviar al cerebro el impulso que indique que llegó al tope adecuado, ya es tarde, le has metido más de la cuenta.

Si vemos la cosa de esa forma,  y relacionamos el crecimiento del estómago con la obesidad, parecería hasta lógico pensar que si evitamos de alguna forma que el estómago pueda crecer, evitaríamos el engordar. Al menos eso es lo que piensan científicos del University College de Londres, que dicen haber encontrado la causa en dos proteínas, que pudieran ser las encargadas de relajar el estómago permitiéndole admitir más cantidad de comida.

Con respecto a mi hijo mayor, como su exceso de peso-obesidad es lo más desaconsejable para quien debe estar en una silla de ruedas o postrado en una cama, alguien llegó a mencionar la posibilidad de una operación de reducción de estómago o bypass gástrico. ¡Por Dios! ¡Ni soñarlo! Es una operación de alto riesgo, solo aconsejable en casos realmente extremos. Hay personas que han muerto por causa de complicaciones asociadas tras hacerse una reducción quirúrgica de estómago. Y parece que la lista de complicaciones posibles puede ser bastante larga, incluída la pérdida de la memoria.

Las intervenciones quirúrgicas realizadas para bajar de peso pueden provocar una deficiencia de vitamina B1, que podría desembocar a su vez en pérdida de memoria, confusión, dificultad a la hora de coordinar movimientos o problemas en la visión entre otros problemas.

¿Qué hacer entonces cuando todo lo intentado para reducir peso ha fallado? Pues hasta hace poco las alternativas eran pocas, de hecho en Europa las usualmente utilizadas son los bypass gástricos y la banda gástrica ajustable. Y ten por seguro de que no eres el único que se pregunta si merece la pena operarse.

Estando yo dándole vuelta al asunto, resulta que hace unas semanas vi en la televisión la propaganda del llamado Balón Intragástrico, del Obesity Medical Center, y me llamó la atención, poniéndome a buscar información sobre el tema. Ahora, casualmente, por esas cosas de la vida, vía ZYNC me piden que realice un análisis patrocinado sobre el producto.

Vaya dilema. ¿Cómo opinar de lo que no conozco?  Puedo dar mi opinión sobre un cuadro que veo; sobre el diseño, la funcionalidad o calidad de un sitio Web; sobre un producto, servicio, herramienta o equipo que haya utilizado, que me den a probar o pueda yo cruzar a la tienda de enfrente y agarrarlo. En realidad, poniéndome a ver, en los cuatro años que llevo con este blog no he hecho otra cosa que opinar, evaluar y analizar eventos y cosas. ¿Pero cómo opinar sobre algo que no puedo «ver» ni utilizar, ni probar? Bueno, la respuesta es sencilla: por el sentido de la lógica.

Recuerdo que, hace unos años, teniendo necesidad de hacer ejercicio cardiovascular, estando en Venezuela se me aconsejó salir a trotar (hacer footing) o montar en bicicleta. Correr no me servían, debido a los problemas del impacto sobre las rodillas y montar en bicicleta tendría que ser en spring total, o subiendo una montaña, porque, en caso contrario, no me saca ni una gota de sudor. Pero como, además, ninguna de las dos opciones resultaban viables en las calles, debido a la inseguridad, la alternativa era algo que yo pudiera hacer en el gimnasio, o mejor aún, en casa. Las bandas mecánicas quedaban descartadas, por el inconveniente del impacto sobre las rodillas, y las bicicletas estáticas que probé no me convencieron. Pero vi en la TV el anuncio de la máquina orbital, la conocida Orbitrek o bicicleta elíptica, en la que corres; pero como si estuvieras de pie sobre una bicicleta. De inmediato, mi sentido de la mecánica y la cinemática; en otras palabras: la lógica, me dijo que aquello tenía un gran sentido. Me hice con una y resultó todo lo que prometía ser.

Con esto del Balón Intragástrico (BIG), el sentido de la lógica me vuelve a decir que resulta sensato. Voy a ilustrarlo de esta forma. Uno de los consejos para reducir el consumo de agua en los sanitarios es disminuir la cantidad que hay en la cisterna; aunque sin afectar la altura del nivel del agua en la misma, por lo que llenarla hasta la mitad no es adecuado. Por eso se recomienda llenar con agua una botella plástica de uno o dos litros, e introducirla dentro del tanque. Ese volumen que ocupa la botella será uno o dos litros menos de agua que agarrará el tanque.

Con el estómago es la misma cosa. Para ponerlo de manera sencilla. Si le metemos un globo y lo inflamos hasta ocupar, digamos que 500cc, ese espacio no podrá ser ocupado con comida, por lo que serán 500cc menos de alimentos que cabrán en él. Y una vez lleno, enviará al cerebro la señal adecuada y nos sentiremos satisfechos, dejando de comer; pero habremos ingerido una cantidad considerablemente menor. Además, al permanecer allí alojado de forma permanente, el Balón nos dará esa sensación de «tener algo en el estómago» que evitará esas alarmas de desesperación por hambre, que impulsan a comer más veces de las que se debe. Llegarás a la hora de la comida sin ansias, por lo que comerás de forma más moderada. ¡Vamos, que forzosamente tendrás que perder peso! Suena lógico, ¿verdad? ¿Cómo no se les había ocurrido antes?

El procedimiento en sí es extremadamente sencillo en su concepto. Quien se haya sometido a una endoscopia para un examen gástrico sabrá de que le hablo.  Para la colocación del Balón Intragástrico (BIG), por la boca, vía endoscópica, mediante un catéter te introducen hasta el estómago un globo expandible y vacío. Luego es llenado con una solución, en un volumen variable que dependerá de cada paciente, y se queda alojado allí durante un tiempo, que puede ser hasta seis meses. Se dice que en veinte o treinta minutos estás listo.  Si se compara este procedimiento con una cirugía mayor, como es la de abrirte para coserte o engraparte el estómago, la elección por un tratamiento sin cirugía parece estar hecha.

Claro, hay preguntas que me surgen. Sabemos de productos de relleno usados para implantes de senos que, en su tiempo, dieron problemas. ¿Qué tan seguro es el material que se utiliza en ese balón? ¿Resistirá el ataque de los ácidos estomacales? ¿Ese objeto permanente dentro del estómago, haciendo contacto con sus paredes, no causará efectos secundarios o problemas de algún tipo?  Por supuesto, considero que este tratamiento es algo que deberás hablar con tu médico de cabecera, al que podrás consultarle tus dudas. El Obesity Medical Center dice que el material utilizado en el Balón intragástrico (BIG) es silicona. Y con referencia a posibles efectos adversos dicen:

Durante los tres primeros días tras su colocación, puede provocar vómitos y náuseas. Nuestros especialistas te darás las pautas a seguir para evitar cualquier molestia y poder llevar una vida absolutamente normal mientras vas perdiendo el exceso de peso.

Aseguran que se pueden llegar a perder hasta ¡treinta kilos en seis meses! así que, si tú necesitas perder menos, el tiempo será también menor. El Obesity Medical Center también indica que:

Todo el tratamiento se realiza bajo un estricto control médico, con apoyo psicológico continuado. Incluso, retirado el BIG, los médicos de Obesity Medical Center realizan un seguimiento exhaustivo para evitar que el peso perdido vuelva a recuperarse.

¿Y después de que haya perdido todo el peso excesivo y me saquen el balón, qué pasará, volveré a engordar por efecto resorte, como con todas las dietas?  Esa es la pregunta que te deberás estar haciendo. ¿Alguna vez has estado siguiendo, estrictamente, una dieta durante seis meses?  Yo pienso que probablemente no.  El Obesity Medical Center dice al respecto algo con sentido, con respecto al tratamiento contra la obesidad por medio del Balón Intragástrico:

Va acompañado de una dieta hipocalórica personalizada realizada por un endocrino, muy llevadera, por la sensación de saciedad que provoca el Balón Intragástrico. Además de ayudar a la pérdida de peso, la dieta enseña a adquirir buenos hábitos alimentarios que se mantendrán una vez acabado el tratamiento.

Resulta lógico, al meno para mi. El Balón Intragástrico me parece una alternativa digna de ser tomada en cuenta, y de hecho, en el caso de mi hijo, la estamos considerando. Por supuesto, si tú sobrepeso tiene sus causas en un ansia de comida debido a un problema sicológico que no hayas terminado de resolver, probablemente vuelvas a las andadas, por la simple gula. De ahí la necesidad del apoyo sicológico.

¿Eres de los que cree eso de «obesidad, divina obesidad»? Entonces me parece que este tratamiento no es para ti.

«Come poco y cena más poco, que la salud del cuerpo se fragua en las oficinas del estómago» Aconsejaba Don Quijote a Sancho.

Me resulta alarmante pensar que de los niños que van a colegios, en los públicos el 25% tenga sobrepeso y en los privados el 15,3%; que en la Comunitat Valenciana  entre los niños de 12 años al menos el 20% tengan sobrepeso y el 18% obesidad. Y estando la media española de obesidad situada en el 15%, resulta que en Galicia llegue al 30%. Y todo se le atribuye a la comida rápida y al ocio sedentario. Sí, claro; pero, ¿ los padres no tienen nada que ver en ello, o los niños les cogen el dinero y se van solos a comer hamburguesas y chorifritos?

NOTA: La primera imagen corresponde a un cuadro de Renoir; las otras tres, a cuadros de Rubens. Las tres imágenes del estómago ilustrando la colocación del Balón Intragástrico las he capturado de la web del Obesity Medical Center.

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4 respuestas a Obesidad, divina obesidad

  1. Perín dijo:

    Impresionante documento!!! Estoy al día de estos asuntos por razones varias. El BIG ye algo que me acojona mucho porque tengo la sensación de que ye un gran globo de gas en el estómago (=aerofagia total).
    Me gusta mucho la forma de aplicar la lógica, sobre investigación y los ejemplos que pones. De otra manera,a lo loco, sería una catástrofe (los productos teletienda no siempre fallan,aunque no seimpre son fiables). Por otro lado, me quedo con eso: La gran responsabilidad de la obesidad infantil está en los padres,opino. No ye normal que les den de comer hamburguesas y demás y golosinas con 3 años – lo tengo visto- y luego esperar que en los comedores escolares se lo arreglen todo.

    Don Quijote, aquel gran hombre, tien que seguir siendo un gran ejemplo para todos, Sanchos (y no en potencia,precisamente).

    Saludos!!!

  2. ICHI dijo:

    ¡coño, vaya que te lo has currado! Casi se me quitan las ganas cuando vi lo extenso, aunque ya he vistopor tus otras entradas que no te cortas a la hora de escribir, y lo haces a conciencia. Yo entré por que me llamó la atención el titulo. Yo la llamo maldita obesidad, pues nologro quitármela de encima. No conocía el baloncito ese, pues casi no veo TV, pero en la forma en que lo pones me dan ganas de llamar y averiguar un poco más. Quizás si el costo es razonable merezca la pena probar. Lástima que no lo cubra la seguridad social.

  3. Viajar24h dijo:

    Me gusto la comparativa y la visión que le distes. Por desgracia todavia los hay que la consideran hasta enfermedad cuando la gran mayoria de los casos no lo son para nada. Una cosa es la imagen, estética etc…

  4. Pingback: El guardián del faro

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