Papá Estado y mamá Iglesia

Estado-IglesiaCuando mis hijos estaban pequeños, me chocaba hasta la exasperación cuando alguna tía necia les hacía la trillada pregunta: ¿A quién quieres más, a papá o a mamá?

¿Por qué tendría un niño que tomar tal posición? El hecho es que, por una u otra razón, durante toda la vida tenemos que tomar decisiones, desde las más triviales hasta las más trascendentales; o por o menos se pretende que las tomemos.

En estos tiempos, la Iglesia anda un poco alborotada en España, por motivo de la intervención del Estado en asuntos tales como la eliminación o no de la materia de Religión, -y la inclusión de alguna otra- como obligatoria en los colegios. Vamos, que decisiones sobre asuntos educativos, que la Iglesia Católica en España consideró siempre «tan obligatorios y necesarios» como el ir a misa los domingos, confesarse y comulgar, y que, también, ‘siempre’ fueron un claustro de su absoluta exclusividad, ahora se encuentre invadido por el Estado, no debe serles fácil de digerir.

En la Columna de la edición del lunes 27, en la página 10 del diario gratuito Metro directo, Fernando Peña Charlón escribe el artículo Desobediencia eclesiástica. Dice que:

La Iglesia que se pone levantisca y llama a desobediencia civil porque la Educación para la Ciudadanía (…) es una asignatura que no gusta nada entre los jerarcas de la Conferencia Episcopal.

Como principios aceptados, se asume que el Estado debe velar por el bienestar del hombre en su parte física y material. La Iglesia, por su parte, se ocupará de los asuntos espirituales, velando por la salvación de las almas. Pero son varios milenios de mezclas y confusiones de roles, cuando el Estado-Iglesia o la Iglesia-Estado era una sola cosa. Los monarcas hacían lo que la Iglesia decía, si es que en algo apreciaban la salvación eterna de sus almas. Fueron épocas en que el cuerpo no tenía importancia y era prescindible, por lo que no había impedimentos morales en mortificarlo, torturarlo, e incluso sacrificarlo si con ello se aseguraba la salvación del alma. Buena maña que la Inquisición se dio en demostrarlo. Pero las cosas, aunque a muchos ensotanados les duela, han cambiado. En ese sentido, Fernando Peña dice:

Durante siglos, tras la escisión de la Reforma, [la Iglesia] se hizo fuerte en sus cuarteles de invierno: los países mediterráneos. Acostumbrada a gobernar las conciencias con mano de hierro, se resiste a ceder su papel de árbitro que dice qué es bueno y qué es malo. Ahora pierde su monopolio y otros deciden por ella.(…)

Y es aquí cuando hace su interesante pregunta:

Frente a mamá Iglesia, papá Estado; a los españoles se nos pregunta eso de «¿a quién quieres más, a tu padre o a tu madre?»

Y sin esperar respuesta ajena, él mismo se contesta:

Pues mire, señora, ya estamos muy creciditos para estas cuestiones. Ni lo uno ni lo otro, tomado en un todo, es bueno.

Buena respuesta me parece. ¿O quizás aquí bebamos aplicar aquello de: «Dad al César lo que es del César…»

La Iglesia ya perdió su poder absoluto sobre las gentes. Ya no puede irrumpir en cualquier casa, llevarse algún niño y encerrarlo en cualquier monasterio para dedicarlo al servicio del Señor. Estamos en épocas donde los propios padres son quienes tienen el derecho a decidir la educación que tendrán sus hijos. Y también tienen el derecho político, si así lo deciden, de transferir al Estado las directrices para la adecuada custodia de ese derecho, al igual que, como ciudadanos, le ceden el derecho a gobernar en nombre de ellos.

¿En verdad que, dentro de la esfera clerical, piensan que eso sería, por parte del Estado, «irrumpir en la moral privada o en el derecho de los padres a la educación«?

Fernando Peña finaliza su artículo, haciéndose esta reflexión:

¿Qué sino eso es lo que la Iglesia ha hecho durante centurias? Se rasgan las sotanas porque otros, a quienes ven como advenedizos, les roban su papel de pastores del rebaño.

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De curas, hombres y defectos humanos.


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3 respuestas a Papá Estado y mamá Iglesia

  1. Yo apuesto por un estado laico. Estaba dejando un comentario que me parecía largo, y al final me ha salido un post nuevo.
    Contesto en el blog, y espero que esta vez salga bien el enlace a tu blog.
    saludos cordiales.

  2. Tyler Durden dijo:

    Dificil compromiso….tampoco podemos eliminar de un plumazo valores religiosos que queramos o no, han trascendido de la esfera relegiosa a la moral social y positiva.
    Una asignatura de Civismo y ética, no sería muy distinta de los valores critianos. Ojo digo cristianos, no catolicos. Lo bueno sería enseñar a los alumnos historia de las religiones y ahondar en los grandes principios comunes a todos los grandes profetas; Cristo, Buda, Mahoma, Confucio…
    Un saludo

  3. guardafaro dijo:

    Yo también espero y aspiro a un Estado laico, porque, como he dicho ya, «zapatero a tus zapatos.» Separemos los poderes, como tiene que ser.
    Y estoy de acuerdo, es un difícil compromiso la reforma educativa que se propone en España. Aunque no pienso que se trate de borrar valores religiosos, sino de modificar el enfoque.
    Yo no tengo nada en contra las religiones. Si que tengo mucho que decir en contra de la forma como sus representantes las han manejado. No es borrar la materia de religión de los pensa académicos del bachillerato, es universalizarla. Estamos en un mundo globalizado, no podemos evadirnos a eso. No importa si alguien ha nacido en una familia y dentro de una sociedad cristiana (católica, ortodoxa o cualquier otra), como es el caso general de España. Pero, como bien dices, Tyler, ¿por qué en lugar de solamente el catolicismo, no enseñar también lo que son las otras, una historia de las religiones, o una materia de religiones comparadas? Solamente así, las personas podrían tener suficiente basamento como para decidir qué valores religiosos (y éticos, y morale y cívicos…) tomar y cuales no. ¿Será que los prelados de la Iglesia Católica tienen miedo de perder ovejas en su rebaño?

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