Quiero dejar de fumar, no me llames

movil como cajetilla de cigarrillosPara un fumador, las circunstancias que pueden producir un estímulo a la necesidad de fumar pueden ser de muy diversa índole. Para unos lo es un café, para otros una copa de licor; para otros, simplemente, terminar de comer. Hay quienes aseguran que cualquier situación que los ponga nerviosos estimula rápidamente la necesidad de un cigarrillo que los calme. Otros dicen que es colocarse tras el volante del coche y querer fumar.

Lo cierto es que dejar de fumar no resulta fácil para la inmensa mayoría, en parte porque los amigos no ayudan mucho. Es como el dejar de beber. Recuerdo una vez en que a un compañero que, habiendo estado bastante malo por el licor, dijo estar cumpliendo un año  sin beber, enseguida lo instaron a «emborracharse para celebrarlo».  ¿Con amigos así quién necesita enemigos?

Si intentar dejar de fumar ya resulta difícil estando encerrado en la casa, aislado de los demás, puedo hacerme una idea de lo que será encontrarse en en un ambiente social donde la mayoría esté fumando, como en un bar o una fiesta. Debe ser una incitación poco menos que enloquecedora.

Algo que he observado en fumadores es que los que fuman cigarros puros (habanos) y pipas son mucho más reposados. He visto fumadores de pipa con ella en la mano, sujeta por la cazoleta por más de treinta minutos sin siquiera cargarla de tabaco: la estaban «calentando». Luego pueden tomarse varios minutos más cargando la picadura y encendiéndola. Total que en esa hora o más, en que se fumaron una sola pipa, ya un fumador de cigarrillos se ha podido fumar seis, al menos. Y no menciono a quienes encienden un cigarrillo con la colilla del anterior.

Entonces sería bueno hacer algo que disminuyera la cantidad de cigarrillos que un fumador consume. Pues me he encontrado con una persona que ha resuelto eso de una forma muy simple: lía sus propios cigarrillos, a la usanza antigua. De esa forma, me ha dicho, fuma muchísimos menos cigarrillos al día y, además, no puede hacerlo mientras maneja el auto, con lo que no molesta a quienes le acompañan.

Pero él tiene una dificultad añadida en su intento para dejar de fumar (que va por muy buen camino, por cierto). Y es que un estímulo que desencadena en él la necesidad de fumar es el ring del teléfono. Según afirma, sonar el móvil y sentir deseos de fumar es una sola cosa. Por eso les dice a los amigos: «Quiero dejar de fumar, no me llaméis por el móvil.»

¿Os doy el número y le preguntáis cómo le va?

Imagen vía tecnología21

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