Otro año y otras fiestas de San Isidro que paso en Madrid. Pero no puedo decir que sea más de lo mismo. ¿Acaso hay dos Carnavales de Río de Janeiro iguales?
Algunas cosas no cambian, por supuesto: El Paseo de La Castellana cerrado al tráfico desde Cibeles hasta no se donde, por causa del desfile de nostálgicos autos antiguos, entre los que abundaron los Seat 600; desvíos de tránsito, el desfile de los gigantes y cabezones, las famosas corridas de toros en la Plaza de Las Ventas, y mucha, mucha gente por el centro. Pero cada año es vivir algo nuevo.
El día 9 fue el desfile de los gigantes, con sus frecuentes paradas para descanso de los cargadores y baile de los diversos faunos y cabezones, siguió su usual ruta de la calle Mayor, con la parada obligada en la Plaza de la Villa, frente a la Alcaldía, para el pregón.
Allí, ante una multitud reunida, que hacía difícil moverse, la lectura del pregón de inicio de las ferias estuvo a cargo del archiconocido Nacho Cano (Mecano).
Fue un acto al que no podían faltar el Alcalde y su comitiva; eso si, bien cubierto por los medios de comunicación, que para algo estamos en épocas de elecciones, y oportunidades como estas, a los políticos se las pintan calvas.
Durante toda la semana, unos por nostalgia de quien vivió la época, otros por gusto, y los demás por disfraz, se desempolvan los trajes típicos, entre los que predominan los de chulapos y chulapas, pero no faltan los goyescos y los regionales. En los chulapos no puede faltar la gorra de cuadritos y el clavel rojo.
En las mujeres las variaciones del vestuario son más amplias, aunque predominan los vestidos de lunares en diferentes colores, entre los que el rojo y rosa es el más popular; pero no pueden faltar las mantillas y el clavel: rojo en las casadas y blanco para las solteras.
El martes 15, que es propiamente el día de San Isidro, patrono de Madrid, los madrileños se vuelcan en el conocido parque, o Pradera de San Isidro, que Goya pintara, retratando costumbres. Se forman largas filas de fieles para acercarse a la ermita del santo, hacer sus peticiones y aprovechar los efectos de sus aguas.
La música no falta, con canciones típicas y nostálgicas de esas épocas. En sus letras, la violetera vuelve a revivir, y la florista nuevamente viene y va por la calle de Alcalá, casi con el mensaje de que, en estas cosas, toda época pasada fue mejor. Y si no lo fue, por lo menos no hay que dejarla morir.
Y con cantos y la música está el baile, sin que puedan faltar los concursos de chotis para los niños que, vestidos de chulapos y chulapitas, como debe ser, ponen su mejor empeño en dar los pasos siguiendo la música.
Lo típico en otras épocas era llevar la comida para ocupar algún sitio en la pradera y pasar el día departiendo en familia y con los allegados. Aún hay muchos que lo hacen, pero los tiempos cambian. El Paseo 15 de Mayo, y el de La Ermita, que bordean el parque, se abarrotan de tenderetes de tómbolas y, sobre todo, de ventas de comida, para aquellos que prefieren no cocinar ese día. Eso sí, no te engañes, que no vas a conseguir precios de quiosquillo.
La propuesta gastronómica es amplia; son verdaderos restaurantes bajo toldos.
Ampliar imagen para ver todo el sabor
Y no por el toque campestre los cocineros se descuidan; hay que mantener el buen nombre a través de la calidad de los platos ofrecidos.
La pradera de San Isidro es amplia y, aunque de entrada no lo parezca, hay un lugar para todos.
Es un día para ver y dejarse ver. Pero, sobre todo, es un día para convivir en familia, lo que da para mucho, desde jugar al fútbol o a las cartas, según el ánimo de cada cual; pasear al bebé mientras los demás reposan, hasta rodar por la hierba, retozando con el nieto.
O simplemente conversar con la amiga de la infancia, a la que no veías desde el año pasado.
Y es un buen día, momento y lugar, para una amorosa pose para la cámara del esposo y padre… o de quien quiera aprovechar el hermoso motivo, que para eso se está en lugar público.
Y después de comer en abundancia, -a la española- y de beber ad libitum, no es raro que, se despierten los instintos dormidos de algunos, y bajo cualquier árbol surjan improvisados duetos entonando canciones, a veces para torturar los oídos de los demás.
Otros, de no aguantar tanto trajín, podrán dormir en los brazos amorosos de la madre o la abuela;
O donde sea, que no solamente de caminar se cansa la gente;
o se puede aprovechar, como yo, para descansar un rato, después de tanto dar vueltas cámara en mano.
Un día más en las ferias de San Isidro de Madrid.
Feria de San Isidro
DRAE. chulapo/a: Individuo de las clases populares de Madrid, que se distinguía por cierta afectación y guapeza en el traje y en el modo de conducirse.
Excelentes fotos, en especial la del modelo de la última jeje
Se ve de un rico ese momento
Buen reportaje donde solo faltan los aromas de los platos típicos y el sonido de un chotis. Yo este año lo baile por primera vez, y me alegro de que no me «viera» tu camara de fotos.ja ja ja
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