Tapeando en Margarita

bar Memphi´s No pretendo convertir este artículo en una guía gastronómica ni de hostelería. Eso se lo dejo a Valentina Quintero y su bitácora de viajes por Venezuela. Solamente mencionaré unos lugarcillos que a mi me interesan de la Isla, para los que tengan interés.

Como dije en mi artículo anterior, Margarita no es lo que fue en lo que yo llamaría su época de oro, aquella del inicio de Rattan y las tiendas icono como la Media Naranja. Se nota que le ha pegado el control de cambio. Los turistas siguen viniendo, aunque quizás ya no en la misma super abundancia de vuelos charter. Los venezolanos seguimos yendo, porque sin la posibilidad de la libre adquisición de dólares para salir al exterior, son pocas las opciones que quedan para unas vacaciones económicas dentro del país.

El centro comercial Jumbo en la ciudad de Por La Mar está peor que nunca, si es que acaso estuvo bien alguna vez. Situado en la Av. Cuatro de Mayo, su eslogan decía que era el mayor sitio en el lugar más estratégico, o algo así. El mayor centro comercial no dudo que lo haya sido, o aún lo sea en volumen, pero lo que parecía el lugar privilegiado no lo fue. Quizás el error de sus promotores fue permitir que las tiendas abrieran de una a una, a sus aires, en lugar de poner una fecha para inaugurar con el mayor lleno posible. Porque los clientes no caminan hacia secciones en donde todos los locales están vacíos, excepto uno o dos, cuyos propietarios ven como los clientes no llegan y tienen que cerrar. He podido notar la gran rotación de comercios que se ha producido. Muchos han quebrado o se han mudado. En esta visita que hice entre el 19 y el 21, de las múltiples escaleras automáticas no funcionaba ninguna; los ascensores panorámicos tampoco, y en el piso de la Feria, en donde están los locales de comida rápida, la mayoría tenían las rejas abajo. No es un centro comercial lleno de tiendas, sino de locales vacíos que, al menos para mí, no provoca visitar. ¿Quién querrá arriesgarse a establecerse allí? El Centro Comercial Sambil se lo llevó entre los cuernos. Lo sentí tan deprimente que no quise buscar la cafetería que tenía en mente para una merienda. No supe si seguía allí o no, pero ya no me interesaba.

Señor frog´s

Menos mal que el Señor Frog´s sigue abierto, y su vaca pinta aún continúa colgando de la pared, junto a la antropomórfica rana verde. Pero otros lugares que me agradaban ya no los encontré.

Patinador y su perro Actividades recreacionales en la isla hay unas cuantas. Puedes ir a nadar a cualquier playa, dar un viaje por alguno de los centros turísticos, visitar las islas de Coche y Cubagua, relajarte en un spa o simplemente mantenerte en forma, al mismo tiempo que inculcas a tu fiel e inseparable mascota los buenos hábitos del ejercicio diario. Todo eso está muy bien, pero en algún momento necesitarás alimentarte.

A la hora de comer, si has alquilado una cabaña o una habitación con cocina y gustas de prepararte tu comida, en la isla hay una variedad de buenos supermercados surtidos con productos nacionales e importados. Y si eres amante de lo mas fresco, puedes comprar el pescado directamente a los propios pescadores, cuando llegan en sus botes. Bote peñero y pescadores Pero si tu mujer dice que van de vacaciones y no a cocinar, el abanico de posibilidades gastronómicas es bien amplio.

Yo los desayunos los hice en la pastelería y panadería Saint Germain, la situada en la Av. Aldonza Manrique, porque me quedaba a media cuadra del hotel MarBella Mar donde me alojaba, y porque siempre me ha parecido buena. Ya la conocía, y su calidad no ha decaído. Tiene unas variedades de pastelitos de hojaldre que son una divinidad. Pero ten cuidado con la Señorita Errores. Es la cajera que siempre se equivoca cuando haces tu pedido. Espero que eso no te amargue el café. La mujer parece incapaz de mover la lengua y rascarse una oreja al mismo tiempo, pero siempre está conversando con alguna persona cuando atiende al público, o hablando por teléfono, o en la inopia, pero no con la atención puesta en lo que hace. En cinco veces que estuve siempre pude observar algún reclamo de alguien, más los dos de mi parte.

En el Centro Comercial Sambil ya no estaba Utopía Café, donde pensaba comer algo ligero mientras me conectaba a Internet. En su lugar está la tasca Entre Tapas y Copas, situada en uno de los altillos con vista al área de la feria. Comí un pollo que se anunciaba en salsa roquefort. El fuerte sabor del queso Roquefort es tan difícil de ocultar como el olor de un buen Cabrales dentro de una alacena. Pero no pude encontrar el sabor. Solamente haciendo un gran esfuerzo, gozando de un paladar sensible y poniendo en juego algo de imaginación, podía adivinarse cierto saborcillo en el fondo. Vamos, que no era preciso que el sabor te tumbara de espaldas, pero tampoco tan suave. Fue decepcionante.

Area de comidas del Sambil Me desquité en la cena. En la enorme área central conocida como La Feria ―por eso de feria de la comida rápida― que conforma el centro del círculo mayor que es el centro comercial Sambil, hay abundancia de locales de comidas. Pero no todos son precisamente de la rápida. Pudiendo pasar casi desapercibido por lo discreto, está el restaurante sport bar Memphi´s. La abundancia de madera oscura en la decoración interior lo hace muy cálido y acogedor, casi con un exceso masculino, pero logrando un aire muy equilibrado y cosmopolita. Se me parece mucho a los típicos pub ingleses, o a las buenas tascas españolas.

Barra del Memphi´sTiene una buena barra en donde los clientes pueden acomodarse, y a nadie le importará si cuchicheas al oído de tu pareja como dos tortolitos. En lo particular me encanta sentarme al frente de una barra para tomarme algo. Por eso me incomodan los bares y tascas madrileños. No importa si es una larga barra de diez metros. Lo más probable es que no tenga ningún taburete para sentarse, o solamente dos o tres para más de una veintena de clientes que comerán y beberán permaneciendo de pie. A los madrileños como que les encanta comer así. Sin embargo, y afortunadamente, esa no es una tendencia generalizada en España, porque en tascas de Barcelona, Zaragoza y en Asturias al menos, las sillas frente a las barras abundan. Será que en el resto del país la gente tiene menos prisa y no espera salir corriendo.

Risoto servido en piña En Menphi´s pedí el risoto “náufrago”. Me encantan los arroces. Conozco lo difícil que es conseguirles el punto exacto, ni muy seco ni asopado. En los platos conocidos genéricamente como risotto ―cuya palabra no significa otra cosa que arroz, en italiano― la dificultad se incrementa al tener que estimar el punto en que habrá de agregársele el queso rallado, para que no se seque y espese más de la cuenta. Este “náufrago” se componía de camarones, calamares, champiñones y aceitunas negras, y llego presentado en media piña rellena. Fue una verdadera delicia al paladar. Estaba en su punto exacto.

A mi se me da la cocina bastante bien, me viene de madre. Hay chefs profesionales en mi familia. Se bien que, en un buen arroz compuesto, es el grano el que debe llevar todo el sabor en sí mismo. El resto de los ingredientes, bien sean para una compleja paella, una asopado, un risoto o un sencillo arroz con pollo, son solamente añadiduras. El verdadero secreto del sabor del arroz es un buen consomé, en este caso uno de pescado, como bien lo sabe Antonio Rodríguez, chef del Menphi´s. Y con respecto a los risotos yo he probado de todo tipo, pero el sabor fuerte, adicional, que añaden los camarones no se consigue con ningún otro ingrediente. Interior del bar Memphi´s
Definitivamente, les recomiendo el Menphi´s en donde serán atendidos cordialmente por su gerente, Wilmer Hermoso junto con su equipo: Rori, Yoan, Benny y Natali. Espero que los otros locales del resto del país –hay varios Memphi´s en Caracas y Maracaibo, y recientemente en Puerto Ordaz- tengan el mismo grato ambiente y buena comida.

Pasillo del CC Sambil El centro comercial Sambil de Margarita, a diferencia del de Caracas, está diseñado para ser caminado con facilidad y placer. Incluso tiene alquiler de sillas de ruedas manuales y scooters eléctricos para recorrerlo quienes tengan dificultad para caminar. Debido a sus múltiples entradas y a la enorme amplitud de su pasillo circular, es difícil encontrar obstrucciones o sentirse agobiado por el gentío, pudiendo uno dedicarse a contemplar las vidrieras de las tiendas, o tomarse un descanso sentado en alguno de los bancos o sillones de mimbre y ratán que hay por un lado y otro. Quizás por ese caminar distendido pueda pasarnos desapercibido un rinconcito. Queda cruzando el puentecito de madera sobre el estanque, casi escondido por dos churuatas, en la confluencia de la entrada que lleva por nombre Playa El Yaque. Aquí se esconden tres restaurantes: el Rancho de Pablo, el Bonsai Sushi y A Granel. Porque no todo son comidas rápidas y fritangas, o comida chatarra como algunos las han denominado. Y si eres de los que no puede ni siquiera comer sin tener alguno de tus dispositivos inalámbricos conectados a Internet, aquí podrás disponer de una conexión Wi-Fi.

Puente de madera sobre el estanque El lugar es un pequeño oasis de ambiente relajado por el sonido del agua al caer en el estanque. En cualquiera de los tres restaurantes puedes elegir entre el ambiente interior o el exterior, con la ventaja de que el viento no te volará la servilleta ni la lluvia te agarrará desprevenido.

No gustándome la comida japonesa cruda, el restaurante A granel, regentado por su director Nilson Da Silva, me agrada particularmente. Es un amplio local, principalmente en granito y cemento, pero con toques de maderas, vitrales, papel y telas que le dan textura y evitan caer en el austero estilo de decoración industrial, que resultaría demasiado frío para un local de este género. Si te agrada sentarte en la barra, esta puede acomodar a nueve personas sentadas en cómodas sillas altas. Si lo que deseas es una conversación íntima mientras disfrutas de tu trago favorito, podrás hacerlo en el discreto altillo, cómodamente arrellanado en alguno de los sillones. Desde allí podrás disfrutar también, con situación privilegiada, de la música en vivo. Y si lo que quieres es comer bien, las posibilidades del menú son amplias. Y no te asombres por los grandes platos de madera que verás en las mesas, no te obligarán a comer en ellos.

Yo ya no tuve la oportunidad de comer allí en este viaje, tan solo de tomarme un par de tragos, pero mis amigos dicen que la comida sigue excelente, como me lo confirmaron algunos comensales a los que pregunté. Pero si solamente quieres tomarte un café acompañado con algo, por el lado que da a la entrada de Playa El Yaque, cuentan con el área de cafetería, casi justo frente a la Pastelería Saint Germain, la más grande de las dos que hay en el Sambil.

El día que llegué a Margarita, en el Sambil había el llamado “Jueves de encuentro con nuestra música” que comienza a las siete de la noche. Pude disfrutar del concierto dado por Raúl Landaeta tocando el cuatro, acompañado por bajo eléctrico. En la música venezolana, el cuatro es un instrumento que suele estar asociado al acompañamiento con maracas y arpa, pero al igual que la buena guitarra clásica, cuando es interpretado con maestría se basta por sí sólo. Me encantó particularmente su pieza “Despedida del Valle de los Sueños”

De los lugares de copas y tapeo, debo mencionar el Hooters. Pero eso merece un capítulo especial, ya verán por qué se los digo.

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3 respuestas a Tapeando en Margarita

  1. lully dijo:

    Me trasladaste a ese sitio tan maravilloso y uno de tantos lugares que aún me falta por conocer.
    De todo mi gusto este post!
    El del perro eras tu?
    Un abrazote!

  2. Meganeni dijo:

    Muy buena tu guía Margariteña, haber sabido del risotto de Memphis.. Cuando fui a Margarita comí tres veces en Bonsai, soy adicta a la comida japonesa. saludos, muy lindo tu blog

  3. guardafaro dijo:

    Muy amables las dos. Y no Lully, el de la foto con el perro no soy yo. ¡Qué más quisiera! Digo, por los treinta años menos, más o menos.

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