El hombre que tenía un gran dilema.

Hombre pensando

Algunos conocidos que visitan esta página me han preguntado por qué tardo tanto entre la publicación de cada artículo, porque ellos saben que yo podría fácilmente colocar uno diario. Ciertamente que, entre los que tengo pendientes a medio terminar en el tintero, aquellos que tan solo esperan por una fotografía adecuada, las notas que acumulo en mi grabadora digital de bolsillo y los que hacen cola en mi mente, agolpándose por que los deje salir, hay varias docenas. Pero me ocurre como al hombre que tenía un gran dilema. Les cuento el caso.

Hace mucho, mucho tiempo, en épocas del medioevo, en un pequeño villorrio vivía un artesano que trabajaba la forja del hierro haciendo calderos y otros utensilios. Era un trabajo duro, lento y fatigoso preparar la calurosa fragua, fundir los minerales para obtener el metal y martillar y martillar hasta sacarle las formas adecuadas para que fuera funcional y artístico a la vez. Ciertas piezas le llevaban semanas. Podría hacerlas en menos tiempo, pero quería hacer trabajos de calidad. Era un artesano muy apreciado dentro de su cofradía.

Como trabajaba sin ayudantes, para poder vender el fruto de su trabajo necesitaba llevarlo él mismo a las grandes urbes, donde la mayor aglomeración de gentes, y principalmente los castillos y las grandes casas palaciegas, eran buenos consumidores de sus productos. Pero quedaban tan lejos que le tomaba más de una semana de camino en carreta tirada por un lento borrico, por lo que cada viaje no le llevaba menos de 20 días. Durante todo ese tiempo no podía hacer más trabajos, por lo que, entre uno y otro, cada vez eran más largos los intervalos. Teniendo una mujer y cinco hijos pequeños que alimentar, el dinero obtenido no alcanzaba para cubrir tan largo tranco. Si se quedara trabajando podría hacer más piezas, pero no podría ir a venderlas, por lo que no tendría dinero con que comprar alimentos ni más materiales. Y si dedicaba tanto tiempo a venderlas, no lo tendría para fabricarlas.

Le aconsejaron tomar ayudantes que se ocuparan del trabajo, para que él mismo fuera a vender. Pero llevaba mucho tiempo enseñar el oficio y, además, sus forjas ya no tendrían la rica calidad de su mano experimentada y su ojo preciso, por lo que pagarían mucho menos por ellas. Le dijeron entonces que tomara ayudantes que se encargaran de la venta, mientras él se quedaba trabajando. Pero tampoco esa era una buena solución, porque le sería difícil poder pagarles, ni tampoco había de quien fiarse. En vista de ello le aconsejaron que vendiera a los mercaderes que pasaban, pero el precio que le ofrecían era muy bajo y no compensaba su trabajo.

Ese era el gran dilema que tenía el hombre.

El autor. Por Jesús DíazEn mi caso, si me dedico a colocar un artículo todos los días, no me quedaría tiempo suficiente para leer el trabajo de otros. ¿Y si no leo lo que los demás escriben, cómo puedo enriquecer mis conocimientos y, además, obtener ideas para otros trabajos?

Sin embargo, el mío no es un dilema vital como el que aquejaba al artesano del cuento, y tiene una solución sencilla. Yo seguiré a mi ritmo, tomándome el tiempo necesario, tanto para leer como para escribir y publicar.

P.

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4 respuestas a El hombre que tenía un gran dilema.

  1. maria lujan dijo:

    Te comprendo perfectamente, yo también voy a mi ritmo.
    Al contrario que tu, yo pongo un escrito casi todos los días, pero voy muy retrasada en cuanto a la estructura del blog.
    Enlaces, perfil, icono, diseño…
    Pero simplemente espero dsfrutar del viaje, y como no tengo tiempo para todo, pues voy según la apetencia.
    Hoy por ejemplo, gracias a tus aportaciones en el foro de bitacoras, he añadido en los escritos, el número de veces que se han leído.
    Poquito a poco, también tengo muchos escritos agolpados en la cabeza, pero lleva su tiempo dar forma a la idea, encontrar la fotografía adecuada…
    Creo que para mi el blog, es como el viaje a Itaca, disfruto del viaje, y aprendo del que sabe.
    Saludos cordiales.

    PD.- Por la noche también me gusta «cotillear» por los blogs, y probablemente ponga una sección o categoría, a la que llamaré mercadillo.
    A fin de cuentas, internet es un gran mercadillo, y ya tengo mi pequeño puesto de abalorios.
    Suerte y que los dioses te sean propicios.

  2. guardafaro dijo:

    Por lo que veo, has encontrado lo que yo entiendo como el verdadero sentido y propósito personal de un blog.
    Que disfrutes tu viaje.

    PING:
    TITLE: Picture It!
    BLOG NAME: Picture It!
    […] El hombre que tenía un gran dilema, yo utilicé botones para crearle un marco a la imagen, la cual ya estaba tratada con un filtro para darle un efecto novedoso.

    Agregar
    Mediante esta funcionalidad podemos agregar texto a una imagen, bi […]

  3. Miguel Angel dijo:

    La escritura, como la fruta, ha de cosecharse y consumirse en su momento exacto de maduración. Consumirla verde o ya pasada, es engañar a nuestro paladar y privarlo de un sabor irrepetible.

  4. Marco Gonzalez dijo:

    me gustaría recibir información gracias soy poeta de Venezuela gracias
    escribo a diario pues es mi pasión pero tienes razón hay que leer a los demás y me gustaría saber que piensas porque lo poco lo que leí me intereso y cada día se prende algo mas

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