Gijón, siempre Gijón

Monumento de La Madre del Emigrante, GijonTres días visitando algunos tíos y primos en Gijón y, además, unas horas muy agradables de patinaje por la ciudad. Gijón es mi ciudad de España predilecta. ¡Adoro a Gijón! Lo confieso. Cada día está más hermosa, y en el verano resulta brillante, esplendorosa y espectacular; su mejor época del año.

Aquí estoy yo, al pie de la escultura llamada La Madre del Emigrante, en un breve descanso de mi patinaje mañanero, antes de que todo el paseo —el Muro, como los gijoneses le dicen— que bordea la playa de San Lorenzo se abarrotara de gente. Esta vez yo no llevé mi cámara fotográfica, porque era demasiado bulto con todo y mochila para los patines, pero unos buenos samaritanos se ofrecieron a sacarme una foto con mi super teléfono móvil Nokia “Star Fighter Special Edition”, solo para hombres de acción. Porque los amigos me dicen que hablo de que patino, pero que no muestro ninguna foto. La verdad es que yo no he aprendido a sacarme fotos mientras patino. Es imposible quedar de cuerpo completo.

El domingo en la tarde fui con mis tíos y primos a comer al restaurante Casa Segundo, por detrás de la Universidad Laboral, pasando el Jardín Botánico. Tiene un hermoso merendero, además de la zona interna. ¡La comida es fabulosa! Por algo será que tiene tanta gente. El arroz con leche casero, con una crujiente capa de azúcar requemado, me dejó chupando la cucharilla y con la seguridad de que había comido más de la cuenta.  Es que esa mañana yo ya había patinado tres horas y tenía un hambre… No podía ser de otra manera, porque, para rematar, unos culines de sidra delante le abren el apetito al más pintado. Aunque la mejor sorpresa en Casa Segundo te llega al final, cuando te presentan la cuenta. No te lo puedes creer. ¡Fueron apenas unos 17 € por persona! ¡Esto es Asturias!

Sigue leyendo

Publicado en Gente y lugares | Etiquetado , , | 2 comentarios

Zaragoza y su polémico tranvía; bicicletas y patines

Afiches publicitarios en la Plaza de España, ZaragozaHe estado en Zaragoza desde el 13 al 15 de este mes. Más que nada fue una visita familiar, para ver a tíos y primos. Esta vez, sin embargo, logré entrar al hermoso Palacio de la Aljafería, que en oportunidades anteriores he encontrado cerrado. ¡Una belleza! Las fotografías que se ven en un lado y otro no le hacen verdadera justicia. No es lo mismo ver una foto que estar inmerso en el juego de los volúmenes y las formas. Yo estaba interesado en la parte islámica más que en la cristiana de su arquitectura. Me sirvió para captar los detalles que yo estaba necesitando, ya que datan del siglo XI, precisamente.

Una de las sorpresas agradables que me encontré en Zaragoza fue su confortable y moderno tranvía. Una belleza en todos los sentidos. Es muy rápido en su recorrido, ya que tiene paso libre porque los semáforos se encuentran sincronizados para ponerse en verde a su paso. Yo convengo en que los tranvías actuales son altamente funcionales y no contaminan. Pero este…

Sigue leyendo

Publicado en Gente y lugares | Etiquetado , , , | Deja un comentario

La Feria del Libro, sus clavos y agujeros en el Retiro

siete clavos

Todos los años se celebra la Feria del Libro de Madrid en el Parque del Retiro. Las casetas de las distintas editoriales suelen ocupar toda la llamada Calle del Duque Fernán Núñez, desde la entrada al parque por la Puerta de Madrid, por la calle de O’donell, hasta el Paseo del Uruguay. En otras palabras, toda la calle conocida como el Paseo de Coches que, casualmente, es utilizada todo el año por cualquier cantidad de ciclistas y de patinadores, con preferencia del tramo situado entre el Paseo de Venezuela y el Paseo del Uruguay. Ahí dan clases de patinaje las distintas escuelas, practican los que van por libre y, en suma, hacen un sano ejercicio centenares de patinadores de todas las edades.

La foto de portada muestra siete clavos de 4 cm por 1,5 mm, para uso típico de carpintería. Todos tienen la punta cortada, a fin de que el clavo entre cizallando la fibra y no haya riesgo de que se raje la manera, como podría ocurrir en muchas tablas.

Pues bien, durante treinta y cuatro días yo he estado recogiendo del suelo, en el área de patinaje, entre siete y doce clavitos de estos, según mi humor de ese día. Y solamente en la sección final de la calle, donde yo suelo patinar. Cada día aparecen nuevos, porque los cepillos de las máquinas barredores no los agarran, y lo que hacen es moverlos de acá para allá, excepto los que quedan en las múltiples grietas del asfalto. Así que estimo que ya habré recogido unos 300 de esos clavitos. En dos ocasiones se metió uno en una de las ruedas de mis patines lineales. En ambas ocasiones me fue preciso sacarlos con un alicate.

Sigue leyendo

Publicado en Madrid, Mis protestas | Etiquetado , , | Deja un comentario

Tus ojos son los que busco

ojos de mujer con maquillaje violeta

Ando en la búsqueda de unos ojos de mujer, unos ojos especiales.

No, no se trata de que yo esté buscando a mi alma gemela. Tampoco a un alma muy afín con la que haya compartido algunas tórridas y añoradas vidas; esa ya la encontré.

Necesito unos ojos de mujer para la portada de mi próxima novela: «Amina y Zahir, dos almas gemelas», la segunda parte de la trilogía «Almas gemelas».

En realidad los necesito verdes, pero me conformo con cualquier color que sea claro, ya luego el Photoshop hará el resto. Eso sí, tienen que ser luminosos, expresivos, llamativos y preferentemente grandes. Ojos que representen a una mujer joven. Amina tiene diecinueve años y es siria.

Sigue leyendo

Publicado en Divulgándolo, Literatura, Madrid | Etiquetado , | Deja un comentario

Las ruedas de mis patines

gente patinando en el parque del RetiroEjercitar la masa cerebral es importante, tanto como ejercitar las otras masas musculares, porque no solo de cerebro está hecho el hombre. ¿O es al revés?

En bicicleta me he recorrido todos los rincones del parque del Buen Retiro, en Madrid, y yo diría que una buena parte de la Casa de Campo. Pero como no me pusiera a pedalear cuesta arriba y con un cambio de marcha alto, el ejercicio no me resultaba suficiente. Para pasear estaba bien. Así que era hora de que los glúteos dejaran de estar sentados sobre algo y cambiar a los patines, que tantos momentos gratos me trajeron en un lejano pasado.

Yo tenía ya unos cuarenta años; semana más, semana menos, que no me ponía unos patines. Fue en aquellos años de colegio en Oviedo, y después en algunas patinatas navideñas en Caracas. Eran los patines tradicionales de cuatro ejes y esas ruedas anchas que se usaban para jugar jockey en la época. Ahora estuve tentado de volver a retomar estos patines, porque estaba convencido de que me sentiría más estable y seguro. Pero ya que tenía que comenzar casi de cero decidí irme por los patines lineales, de los que hay mucha más variedad. También hubo otro motivo mucho más personal.

Sigue leyendo

Publicado en Gente y lugares, Madrid | Etiquetado , , , , | Deja un comentario