El golpe más duro a la libertad de expresión, acrisolado en el posible cierre de la mayoría de los blog, no iba a venir de Cuba, Irak o China, por mencionar algunos sitios represivos en este sentido, sino de la mismísima cuna del Derecho, de la ciudad eterna, la ciudad de Roma.
El Consejo de Ministros italiano cocinó y aprobó, hace días, por unanimidad, un proyecto que pretende controlar los blogs por ley. Se quería que, para poder tener uno, fuese necesario que el o los responsables se registraran como una empresa editorial, incluso que pagaran impuestos, independientemente de que, en la publicación del blog, no exista el ánimo de lucro, publicidad o propaganda comercial. Pero, lo peor, quizás, habría sido que estarían obligados a tener a un periodista titulado como director responsable. El incumplimiento acarrearía multas y hasta penas de cárcel.