Arrancaron los carnavales de Madrid. Este jueves, hacia las seis de la tarde, con muy poco revuelo, casi por sorpresa, un poco de nuestra historia bajó por la calle Arenal hacia la céntrica plaza de la Puerta del Sol. Comitiva uniformada a caballo, trajes de época, lacayos, carrozas, músicos y bufones, nos retrocedieron unos momentos en el tiempo, para darnos un pequeño ejemplo de lo que una vez fue lo usual y lo diario.
Este año, Carlos IV, a su conflictiva esposa María Luisa de Parma, junto con la familia real y otros cortesanos, así como además de José Bonaparte, sin que faltasen constantes referencias a los enredos de alcoba entre la reina y Manuel Godoy, han sido los protagonistas destacados. Es una forma de recordar y festejar, el bicentenario del levantamiento que se produjo en mayo de 1808 contra las tropas francesas.
El pequeño desfile, en el que no podían faltar soberbios ejemplares de caballos españoles, para mi beneplácito y el de todos los amantes de los equinos, tomó luego por la Calle Mayor para dirigirse a la Plaza de La Villa. Allí, con la presencia del Alcalde, Alberto Ruiz Gallardón (que parecía desfasado en el tiempo), se hizo la entrega de las llaves de la villa de Madrid a Don Carnal, dando inicio así, oficialmente, a los carnavales 2008.
Con esta mezcla de historia real, se retoma también la tradición de personajes literarios como Don Carnal y Doña Tarasca, y su interminable disputa.
Para este fin de semana, el abanico de actividades carnavalescas es suficientemente amplio como para que todos tengan oportunidad de lucir sus disfraces y divertirse en Madrid.
