En el orden social de este mundo, ya de por sí confuso y, ahora, además, globalizado, se dice que bajo las democracias y el libre mercado se consigue repartir mejor la riqueza. Supongo que es una de las tantas bromas de mal gusto promovida por banqueros, industriales y políticos bien acomodados.
En lo particula poco me importa lo que digan los economistas sobre el reparto de los bienes y la riqueza; ni tampoco la opinión de los políticos, ni los sociólogos, mucho menos la de la Iglesia.
Hasta hace unos pocos años hubo un gran filósofo, hijo de la tierra y la necesidad, cantor de la realidad verdadera, que es la del pueblo llano, la de los pata en el suelo. El dijo:
Las vaquitas y las penas se van por la misma senda; las penas son de nosotros, las vaquitas son ajenas.
Ese enorme filósofo, en vida se llamaba Héctor Roberto Chavero, guitarrista, cantautor y escritor argentino. Quizás tú no lo conozcas por ese nombre, pero sí como Atahualpa Yupanqui. Y esa frase es de una de sus piezas musicales, creo que una milonga, titulada «El arriero».
Atahualpa, entre tantas otras cosas, logró entender una gran verdad social, dificilmente custionable. Logro ver que en este mundo solo hay dos cosas: felicidad y penas. La felicidad va a sociada a contar con los bienes y recursos necesarios para vivir bien, sin complicaciones; es decir, la felicidad va a sociada a la riqueza… o a la cantidad de tierras y de vaquitas que se tienen. La carencia de eso produce las penas. Por eso es que, las penas son de nosotros y las vaquitas ajenas.
Otro post escrito sobre Atahualpa: Los ejes de mi carreta.
Canciones escritas por Atahualpa Yupanqui. Cancionero.com
Una frase que la tendré en cuenta. Concuerdo contigo. Nos identificamos mucho.
Un abrazote gigante con buena vibra!